¿Qué te parecería poder poner tú mismo el precio por la actuación que acabas de ver? Eso es lo que propone pay after show. Una modalidad por la que vemos un espectáculo de manera gratuita y luego pagas en función de si te ha gustado más o menos. Pay after show es una iniciativa que proviene de Sevilla y es una manera de potenciar el acceso a la cultura, al eliminar la barrera psicológica a la entrada. El discurso que se transmite es claro: “Vas a pagar la entrada, solo que al final, y con un precio acorde a la satisfacción que te haya producido el espectáculo; si la satisfacción ha sido cero, no tenemos ningún problema en que te vayas sin pagar, porque de lo que se trata es de establecer un sistema justo y de que nadie se sienta defraudado. Si tu satisfacción ha sido alta, como espectador sabrás de sobra lo que se suele pagar por un espectáculo de artes escénicas o un concierto. Y si no lo sabes, ya te recomendaremos nosotros un precio orientativo”. El pay after show es un suplemento de apoyo artístico, por decirlo de algún modo, porque los profesionales del arte y la cultura —y esto hay que remarcarlo y repetirlo hasta que se asuma—, no son productos de consumo desechables y olvidables, si no productores de bienes sociales de gran valor y sin caducidad. Mucha gente tiene una imagen general muy distorsionada de las personas creativas, creen que se pasan el día tirados en un sofá, sin autodisciplina alguna. Gran error de percepción que la misma historia contradice si tenemos en cuenta el nacimiento y expansión de los estudios de Hollywood, las empresas de Sillicon Valley, las grandes editoras de cómic como lo fue aquí Bruguera en el pasado, o en la actualidad Marvel y DC, o la agencia de publicidad BBDO con sucursales en todo el mundo.
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