Antes de determinar qué es el Marketing Político, tenemos que determinar qué es el Marketing en sí mismo y qué es la Política en sí misma. El conocimiento, no se olvide, es crear un concepto y un juicio sobre algún objeto. En este caso, nuestros objetos de estudio son el mercadeo y la vida pública. «Mercado-Tecnia», dice la palabra «Mercadotecnia» si la sabemos escuchar. Cualquier técnica, método o sistema destinado a la distribución en los mercados, cae en la categoría de la Mercadotecnia. Pasemos a la palabra «Política», que significa vida en la ciudad. La Política no es chismorreo o habladuría, y mucho menos la catalogación de los candidatos en un sistema de necesidades inmediatas. Todo este contexto teórico es importante para limpiar la imagen que tenemos del Marketing Político. El mercado del político, es un mercado lingüístico, un mercado en el que se intercambian palabras, según Bourdieu. Si no ofertamos palabras sinceras u honestas, o si no tenemos una terminología unívoca, no podemos pensar con claridad, aseguraba Orwell en su famoso ensayo sobre la relación entre el idioma inglés y la política (1946). En esta época de elecciones, más que la Real Politik (administración pública), tenemos que pensar en las Sciences Po o Ciencias Políticas (política como utopía o como imagen ideal del hombre), es decir, en la Alta Política. Esta especie de pensamientos, abarcan el largo plazo, así como los efectos de las acciones de los candidatos a nivel macro. Schmitt escribió que la Alta Política es el diálogo sobre los problemas históricos, económicos, religiosos y culturales. De aquí que los políticos, en su mayoría, fundamenten sus acciones más generales en los libros de Platón, Campanella, Rousseau, Moro, Montesquieu, Harrington o Bacon, pensadores que dedicaron sus días para definir qué es la Política (aconsejamos, también, la lectura de Hannah Arendt). ¿Cómo le enseñarán la Historia a nuestros hijos? ¿Cómo entenderán los jóvenes los postulados de la Iglesia en un mundo moderno? ¿La Universidad de nuestros hijos enseña a hacer, a pensar y a mejorar, o sólo a moverse mecánicamente? Estas preguntas, son más importantes que las preguntas que cuestionan sobre los impuestos o sobre el gasto público, pues sobre los pilares humanos como el ahorro, la caridad o el saber, se desarrolla un país. La Real Politik, en cambio, sólo se ocupa de cosas cercanas, como el pavimentado público, la iluminación de las calles, la automatización de las aulas o la seguridad social (estas son obligaciones del Estado, no beneficios). Lo primero que nos tiene que interesar al analizar o al escribir el discurso para un político, es determinar cuál es la definición del hombre que nos ofrece el partido. «¿Qué es el hombre?», se preguntaba Kant. El hombre puede ser definido como un ser sapiente, económico, artístico, democrático, social, amoroso, divino, mágico, erótico, esclavizado, etc. Si esta definición no aparece en la arenga pública, el político demuestra su poca experiencia y su laxitud intelectual. El segundo aspecto que tenemos que considerar, es saber cuál es la postura política del candidato. La teoría política le permitirá al futuro líder nacional saber hacia dónde ir. La teoría es el príncipe, el pueblo es el capitán y los planes de trabajo, son los soldados. El candidato tiene que expresar cuál es la noción que tiene sobre el Estado. Hay candidatos que creen que el Estado tiene que trabajar de la mano con la Iniciativa Privada, pero hay otros que afirman que esto limita la libre competencia (laissez affaire). Hay algunos que afirman que el Estado y la Iglesia pueden hacer grandes cosas, pero hay otros que sostienen que esta unión, afecta el pensamiento libre (Christopher Hitchens). En tercer lugar, tenemos que preguntarle a los candidatos cuáles son sus propuestas para la ciudad o para el país. Pero estas propuestas, tienen que ser abstractas. La verdadera revolución o el verdadero cambio, inicia en los espíritus, dijo Thomas Jefferson. Algunos ejemplos. Norteamérica es una nación que aboga por el futuro y por la libertad, y aunque muchas veces falla, tiene un rumbo. La Italia del Renacimiento pretendía hacer del hombre el centro del Universo, y enfocó todos sus esfuerzos en dignificar las virtudes clásicas y románticas. Inglaterra anhela ser un país generador de técnicas, de practicidad y de teorías económicas. En cuarto lugar, tenemos que fragmentar el discurso de los candidatos y definir sus palabras, una por una, para desembozar malos entendidos. Decía Orwell que las palabras como «progreso», «democracia», «esfuerzo», «unión», «justicia», «derecho» o «solidaridad», son términos ambiguos que confunden al público. Todas estas palabras, tienen que ir acompañadas con una acción concreta. Si nos prometen progreso, que nos definan qué es el progreso para tal o para cual tipo de hombre y que nos dejen en claro qué acción hará que el sueño, sea realidad. Como podemos apreciar, el Marketing Político consta de cuatro grandes apartados: discursos, ideologías, acciones y análisis. Tenemos, así, que las 4 P`s del Marketing Político, son: Palabras, Posturas, Planes y Pruebas. Esperamos que estas enseñanzas, te sirvan para hacer una mejor distribución de ideas y sobre todo, una mejor elección.
Comentarios