Aunque la profesión de los creativos es una de las más divertidas, también puede ser una de las más desgastantes y a prueba de frustración. Todos los días, todos los días vivir entre briefs, clientes, campañas, colores, acción, rapidez, spots: Imagina. Crea. Proyecta. Además, la dosis creativa que se necesita en la vida personal para decir pequeñas excusas evitando lo que no te gusta o para ver lo positivo en todo lo que ocurre a tu alrededor es desgastante. Esto ocasiona un desgaste emocional, intelectual, motivacional y por supuesto, afectan directamente a tus labores, dando inicio a un círculo de estrés, apatía y trabajos a medias. Este padecimiento se denomina “burn out” o síndrome de cabeza quemada, que se puede detectar con síntomas de agotamiento, sueño intenso a pesar de haber dormido varias horas, apatía, ineficacia y un constante pensar en ir a casa para olvidar las obligaciones. Esto es consecuencia de la rutina y del estrés laboral. La solución está en romper esa rutina: cambia algunos objetos de la oficina, habla con quienes no acostumbras, cambia de look. ¡Haz cambios! Y lo más importante es que no olvides darte un tiempo a ti mismo, consintiéndote y disfrutando de lo que más te gusta para que “recargues energías”. Por último y lo más importante: Lee. Lee mucho. Infórmate, ya sea desde la radio o conversando con extraños. La creatividad se alimenta de conocimientos, no de chispazos repentinos. Relájate y verás que poco a poco fluirán nuevas ideas frescas.
Comentarios