Desde hace poco las empresas han dejado de vender productos y emociones. Ahora se dedican a la comunicación. El proceso de la comunicación implica varios elementos, como la persuasión en la que se involucran los sentimientos, el tipo de mensaje y lo medios ideales para hacerse escuchar. Para comenzar, la comunicación ha dejado de ser masiva gracias a la apertura que las redes sociales nos han otorgado para la expresión. Esto ya existía con el BTL, donde sólo un sector era parte de la comunicación y después algunos se convertían en virales a través de internet. Ahora, cada persona elige los medios de comunicación que más le convienen, dependiendo de la información que desee recibir. Sin embargo, el principal trabajo de las marcas es construir mensajes tanto internos como externos. Dependiendo de nuestro producto debemos elegir los medios más adecuados para comunicar y además, para completar el círculo de la comunicación, interactuar entre clientes y marca y viceversa. Usar las palabras adecuadas, colores y todo lo necesario para una pieza publicitaria forma parte del proceso. También se deben planear las mecánicas para que nos sea más fácil recibir información directa del cliente: opiniones, percepciones y por qué no, hasta una retroalimentación para ver nuestras fallas. Además de todo ello, la comunicación interna es muy importante. De nada sirve que la campaña vaya muy bien si no todo el equipo sabe que se trabaja para esa marca o no se está enterado de la forma de trabajo dentro de la empresa. Esto es más común de lo que se cree, en grandes y pequeñas empresas. Por esta razón, la comunicación debe ser la prioridad de las marcas. Ya no se vende, se informa. Ya no se encuesta, se mantienen conversaciones. Ya no se va al trabajo, se crean redes para intercambiar experiencias y aprendizajes. Foto cortesía de Fotolia.
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