Todos los redactores profesionales escriben bien. Todos los publicistas que han pasado por el departamento de redacción escriben bien. Hoy, gracias a la tecnología, toda la gente escribe bien. Pero pensemos en cómo se hace un buen texto publicitario. ¿Es la concisión la madre del éxito publicitario? No. Cualquiera puede ser conciso con un poco de práctica. ¿Es lo intrincado el padre del éxito publicitario? No, no, aunque a veces la creatividad se confunde con la complicación. ¿Qué hace que un texto sea bueno o malo? Al escribir un texto debemos pensar en el pensamiento del receptor, pero en su pensamiento real, no en el ideal. Un ejemplo: queremos vender una televisión y pensamos que la gente piensa que un buen precio es algo magnífico, y hacemos un anuncio que pregona una promoción. ¿Qué nos diría un publicista profesional? Lo siguiente: nadie quiere tener en su casa un aparato que hará que los vecinos digan algo así: «Mira, una televisión comprada a plazos». Mucha publicidad, hoy en día, promete libertad. Los detergentes prometen más tiempo libre, los refrigeradores prometen tiempo libre, los microondas prometen tiempo libre. ¿Qué diría un publicista entrado en años sobre tales promesas? La mujer jamás aceptará o pensará que ha sido relegada a la esclavitud, y no se sentirá identificada con una marca que le hable de esclavitud. ¿Qué aprendimos? Aprendimos a no avergonzar al público y a no atribuirle roles que no posee. Buen día, Comunidad Roastbrief. Imagen cortesía de Fotolia.
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