Es por todos bien sabido que dentro del mundo de las redes sociales, un segmento que se ha vuelto infaltable en ellas es el deportivo. Y más allá de que casi todos los deportes sean abarcados exclusivamente por Estados Unidos generando moderada importancia en otras latitudes (salvo excepciones notables representadas por figuras o equipos de conocimiento y arrastre mundial), el deporte que domina al mundo del Social Media es inevitablemente el fútbol. Los clubes de fútbol han descubierto que las redes sociales son la herramienta que mejor pueden explotar si es que quieren producir un mayor arraigo dentro de sus aficionados. Porque si bien el generar, por ejemplo, una cuenta de Twitter y atiborrarla de seguidores no implica ganar simpatizantes, al menos sí puede amarrar a los ya existentes. Más allá de que en cualquier empresa el trabajador requiera sentirse comprometido con ella, en el fútbol no sólo se necesita de ello. El Community Manager futbolero necesita literalmente “ponerse la camiseta” del equipo por el que esté trabajando, pues un mal manejo de las redes debido a su carencia de tacto, sin duda generará una molestia en el aficionado que incluso podría verse reflejada en su asistencia o no al estadio en el siguiente partido. La diferencia entre un buen Community Manager futbolero y otro no tan bueno puede evidenciarse de diversas maneras. Por ejemplo, si su equipo lleva una racha de tres partidos sin conocer la victoria y se le ocurre salir con la ocurrencia de recibir una mañana escribiendo “Excelente día aficionado de…” seguramente hará enojar a más de uno, el cual sin ningún reparo manifestara su molestia. Si por el contrario, quien maneja las redes sociales de un equipo, es más empático con la situación por la que está pasando el club, manifestando alegría por la victoria pero sufrimiento por la derrota, podrá genera un vínculo con el aficionado que entonces responderá de una manera mucho más amable más allá de los resultados. Para no caer en el error, los clubes deberían preocuparse por tener entre sus filas (al menos en el área de Social Media) a gente comprometida con la institución no solamente de una manera laboral sino de una manera emocional generada tiempo atrás. Es cierto, la calidad para manejar redes sociales debe verse reflejada, pero si quien lo hace no se siente identificado con la causa, hará que el aficionado, aun siendo el más leal de todos, se mantenga al margen de lo que éste manifieste en la red.
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