«Soy único, original, creativo, pues estudié publicidad», dicen muchos.
Resulta, téngase en cuenta, que 50,000 jóvenes, en el año cursante (la cifra fue extraída de nuestro capricho), estudiaron lo mismo.
«Soy un gran profesional, pues me apasiona lo que hago», dicen otros.
Resulta, no se olvide, que hay 100,000 profesionales apasionados por ahí que cantan sus desempleadas penas y que mandan epístolas no correspondidas (currículums).
Un redactor de guiones será irremplazable si además de ser redactor toca música electrónica, pues con su saber técnico y acústico le aportará a sus textos una especie de sensibilidad auditiva que no todos tienen.
Un planeador será irremplazable si es erudito en historia, pues verá causas lejanas, invisibles, ahí donde los demás sólo ven causas cercanas, visibles, inocentonas.
Un diseñador será irremplazable si sabe sociología, pues diseñará anuncios acordes a la cosmovisión del receptor, y no sólo acordes al brief o al mercado meta, siempre homogéneo a los ojos comerciales.
¡Cuántas marcas tienen el mismo mercado meta, el C (Contadores, Carpinteros, Cantantes, Colonizadores, Coladores, Colaboradores, Cosméticos, Cosmológicos), que «gusta de la buena vida» y que va de los 25 a los 45 años! ¡Vacuidad de vacuidades!
El toque, para ser únicos, es tener saberes únicos, saberes que sólo se adquieren estudiando mucho, disciplinadamente (la disciplina, hoy, es escasísima, es una ventaja competitiva sostenible).
Comentarios