Una gran piedra desvía el rumbo del río, no lo interrumpe; el ruido, en una agencia de publicidad, desvía la creatividad, mas no la interrumpe. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río, dijo Heráclito; no podemos contemplar, por dos veces, la idea que ha fluido, digamos. Las ideas, nadie lo ignora, tienen carácter, personalidad. ¿Qué pasa cuando una bella mujer se siente despreciada? Se indigna, lleva su indignación hasta el desprecio, y no vuelve y se va con otro. ¿Cómo quitar la piedra del río creativo?, ¿cómo hacer que ella vuelva? Tal vez la piedra sea muy pesada y no podamos cargarla; tal vez no tengamos, merced al mucho esfuerzo, energías suficientes para mover un gran peso; tal vez ella, la bella, ha encontrado un hombre que le gusta más. ¿Qué hacer? ¿Qué haríamos para que el agua del río no fuese desperdiciada en terreno baldío? Unos la recogerían en recipientes; otros, los más industriosos, construirían una estructura para generar energía hidráulica, y otros más simplemente se bañarían o jugarían en el chorro fresco. Nos piden que redactemos un artículo que hable sobre política, pero hemos venido hablando de política durante los últimos quince días, y hemos palpado, al menos someramente, todas las posturas ideológicas, todas las teorías, todas las opiniones, por lo que nuestro cerebro se niega a hablar. Un método eficiente para desbloquearnos consiste en dejar a un lado la opinión que afirma que existe la objetividad. Los manuales de estética cuentan la siguiente historia. Tres pintores con talentos similares salieron al bosque a pintar paisajes, salieron con el cometido de ser naturalistas, de no separarse de la fidelidad de las imágenes naturales. Pintaron, y al final, cotejando sus pinturas, descubrieron que todas eran totalmente, sí, totalmente diferentes. Aprendida la lección, preguntemos: ¿por qué no usar nuestra personalísima opinión al escribir?, ¿por qué quebrarnos la cabeza buscando la objetividad si ésta, simplemente, es una quimera? Otra forma de desbloquearnos es acudiendo a la gramática de la lengua española. La abrimos al azar, y leemos en la sección `Factores sintácticos´ lo siguiente: «Son más complejos que los anteriores, no solo por su número, sino también por las interrelaciones que se dan entre ellos, en algunas de las cuales intervienen a su vez los fonológicos. Solo se mencionan aquí algunas de las tendencias más marcadas». Lo primero que pasa al leer el párrafo anterior es un alejamiento de la política, y todo alejamiento, se sabe, sirve para ver el bosque y no sólo los árboles. De tal alejamiento nacen preguntas así: ¿qué relación hay entre el hecho político que describiré y la economía mundial?, ¿qué relación hay entre la arenga del diputado X y el discurso de las telenovelas? Lo segundo que tiene lugar es una síntesis, una fusión de temas alejados. ¿Qué pasaría si cambiáramos algunas palabras del párrafo? Veamos: «Las reformas recientes son más complejas que las anteriores, no solo por su número, sino también por las interrelaciones que se dan entre ellas, en algunas de las cuales intervienen a su vez los economistas. Solo se mencionan aquí algunas de las tendencias más marcadas». ¡Hemos ganado, nótese, una estructura sintáctica que nos ayudará a desbloquearnos, que nos dará el empujón que buscábamos! Imagen cortesía de Fotolia.
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