La estructura y las conexiones de nuestro cerebro contienen las verdades sobre el por qué de los comportamientos y actitudes humanas. Miles de años de evolución han dejado su huella en la fisiología humana. Desde el poder que el olfato tiene sobre nuestros pensamientos y emociones como una forma de percatarnos de entornos nocivos y peligrosos, hasta la forma en que desde la prehistoria nos agrupamos con seres afines a nosotros o con quienes nos sentimos identificados y seguros, son un reflejo de que nuestro cerebro continúa ejecutando muchos comportamientos que colaboran en la preservación de nosotros como especie. Nuestra capacidad de controlar emociones y en general procesos propios del razonamiento parten de la zona de nuestro cerebro llamada neocortex, que es la parte que recubre nuestra sección frontal del cerebro, la más moderna y una de las partes que rigen nuestras relaciones sociales, según lo que el antropólogo británico Robind Dunbar corrobora en algunas de sus investigaciones de campo. Para Dunbar, como seres sociales que somos, nuestra capacidad de crear relaciones y lazos con otras personas se define en parte por las características de nuestro neocortex. Dunbar observó que muchas especies de primates mantienen una relación muy estrecha entre el tamaño de su neocortex y la cantidad de integrantes por grupo. Algo similar ocurre con los humanos, Dunbar ha comprobado que una constante para crear entornos (basados en relaciones de compañerismo) entre un grupo de personas aún desconocidas en un principio, consta de 150 integrantes en promedio, con lo cual, según Dunbar, la presión social crece, es decir: con 150 integrantes, las posibilidades de permear un objetivo y una ideología general, aumentan, por lo que las metas tienen una mayor fuerza y empuje, al mismo tiempo que es posible evitar exclusiones en el grupo, como generación de subgrupos y tribus internas que agrieten la cohesión grupal. De hecho es curioso cómo esta cifra que Dunbar ha descubierto como una constante aún en muchas tribus remotas del mundo, puede ser una constante en el mundo digital, donde la cantidades que se aprecian en diversos estudios estadísticos, muestran una cercana relación con los 150 de Dunbar. Considerar algunos factores como el mencionado en los párrafos anteriores, dentro del comportamiento del consumidor, puede abrir nuevas vertientes y opciones que faciliten los procesos de compra y comprensión de marca por parte de la audiencia, no cabe duda que somos seres que al parecer nos conducimos por decisión propia; sin en embargo, es nuestro cerebro quien toma las elecciones por procesos biológicos y fisiológicos que aún estamos descubriendo y conociendo. Imagen cortesía de Fotolia.
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