¿Qué es la comunicación? Más que preguntar qué es una materia amplia y todavía desconocida, pues la comunicación humana es un fenómeno que cambia constantemente, es menester preguntar cómo se logra comunicar algo. Definamos, por de pronto, a la comunicación como un proceso cuyo objetivo consiste en transmitir contenidos con el menor esfuerzo posible. ¿Qué es un proceso? Es, digámoslo sin miedo, un funcionamiento, y en el mundo de la comunicación es un funcionamiento totalmente planeado, meditado, urdido con contemplaciones y con sabidurías. Todo mensaje, como toda causa, provoca un efecto, y el deber del experto en comunicación, si alguno hay, es el de perfeccionar los modos en los que tales efectos se logran. Preguntemos, ahora, qué es un contenido. ¿Qué es? Un contenido es, para abreviar y empezar a meditar, una substancia o al menos la representación de una substancia; y toda substancia, afirman los sociólogos de la comunicación, tiene duración, movimiento y es cognoscible. ¿Qué es eso de transmitir? Podemos lanzar al mar un objeto, pero tal lanzamiento y objeto, juntos, no constituyen una comunicación, pues sólo el emisor, es decir, quien «lanza», actúa de manera consciente. Transmitir es predisponer y provocar una respuesta acorde a una pregunta, y no sólo causar reacciones. He ahí el toque: hay comunicación ahí donde dos entes intercambian, conscientemente, mensajes. Todo intercambio, a su vez, necesita de una interpretación, y toda interpretación exige consensos. El padre no se entiende con la madre porque éste nació, tal vez, en una provincia en la que la palabra «fidelidad» es primero un compromiso económico y luego un compromiso pasional; el presidente de una compañía no logra comunicar sus querencias a sus subordinados porque al hablar esgrime palabras aprendidas en su universidad, la cual fue formada por personas de un nivel social alto que ignoran el habla popular; las marcas, finalmente, a veces yerran sus campañas porque los argumentadores profesionales ignoran cuál es el objetivo de la comunicación. ¿Cuál es dicho objetivo? Darse a entender. ¿Darse? Sí, darse. Nos damos a los demás cuando quitamos de nuestro acervo léxico lo que sobra, cuando omitimos todo adorno y galimatías, cuando hacemos todo lo posible para que nuestras ideas queden claras, cuando abrimos nuestro corazón semiótico. Parece fácil, sí, mas es harto complicado eludir nuestra idiosincracia (paradigmas culturales) y estilo (ruido), ya que de tales materias estamos hechos y por ellas es que tenemos una posición en la sociedad. Y que es que hablar sin ambages, sin ambigüedades, claramente, nos hace iguales a los demás, siendo que en el mundo de la publicidad todos quieren ser diferentes. Qué sea la comunicación, más que ser problema de eruditos en «mass media», es problema de filósofos, encargados y responsables de la encadenación de las ciencias que permiten conocer profundamente cómo se forma y cómo se desarrolla el lenguaje, sea el que sea. Imagen cortesía de Fotolia.
Comentarios