Sin duda, cumplir una promesa de marca tiene un impacto muy trascendental en la vida de nuestros consumidores. Debemos hacer eco en la psique de nuestros clientes, de nuestra audiencia, saber entender la manera en que perciben la marca y de qué manera podemos ser más coherentes ante ellos. Es una virtud la coherencia. Tanto en seres humanos como en las marcas. Pero, ¿De qué nos puede servir contar con esta virtud? Pues, pensemos por ejemplo, en la confianza que muchas personas depositan en nosotros como amigos, familiares, compañeros. Cualquier papel que desempeñemos en la sociedad viene a ser objeto de las opiniones, críticas y halagos. Todo está en nuestro comportamiento y actitud. Les puedo asegurar que no es fácil para cualquiera de nosotros delegar alguna tarea sobre una persona en quien no tenemos confianza. Funciona exactamente igual con las marcas y productos que nos encontramos en los estantes de un establecimiento comercial. Desarrollar criterios con los cuales podamos medir nuestros puntos fuertes y débiles en el mercado va darnos un plano general de la situación para ser nuestra salvación en un momento dado. Observemos los factores que funcionan dentro de una estrategia que ya tengamos en función, fomentemos aquellos movimientos que funcionan bien y evitemos los que dañan nuestro capital de marca. Es muy valioso cuidar el terreno ganado en los hogares de nuestro consumidor. Dejemos que las marcas sean los anfitriones ante una experiencia de consumo, que sea agradable. No socavemos lo bueno que hemos logrado. Para ello, los sentidos son nuestros canales de venta más poderosos. Fuera de las ofertas y promociones (que son una fuente de ingresos rápidos pero momentáneos), existe una atractiva gama de posibilidades para crear lazos verdaderos de confianza entre una marca y los consumidores. Edificar lazos lleva tiempo, pero su valor al largo plazo es más rentable. Apostar por crear espacios de consumo agradables y “consentidores” para el público es el lugar ideal para crear demanda. Necesario es implementar estrategias bien reflexionadas para saber los pasos a dar en un negocio. No hacerlo sería como pensar (ilusamente) que vender zafiros en medio del desierto, puede ser una idea muy original solo porque nadie más lo hace. Aprendamos de lo básico y elemental. Las cosas complicadas no funcionan. No podemos abarcar la totalidad en un escenario. Las cosas simples son las que mejor vamos entender. Por lo tanto interactuar con ellas va ser más gratificante para los consumidores. Implementar algunas modificaciones en nuestros puntos de venta no tiene por que ser demasiado radical, en algunas ocasiones basta con ir sumando cambios de poco en poco. Pensemos en el caso de Future Store, un caso de éxito en la implementación de estrategias de merchandising tecnológico y sensorial. Sus ventas han ido en aumento, después de considerar que el bienestar sensorial de su público es la mejor de las inversiones posibles. Y no algo fortuito, somos seres perceptivos, nuestro entorno nos alienta o nos reprime. Como nos sintamos es importante para cada uno de nosotros, pero como se sienta nuestro cliente debe ser igual de valioso en un enfoque de marca. Y el como se sienta, va depender de los sentidos, de la sensorialidad, de la interacción que generemos en su cuerpo, mente y corazón para abrir paso a una marca.
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