Hace un par de días, una amiga me planteaba un par de interrogantes, ¿Qué sucedería si la Publicidad no existiera para vender?, ¿Qué pasaría si las marcas decidieran exponer mensajes hacia los consumidores con los cuales estos se sintieran queridos? Lo cual nos llevó a una conversación a distancia entre otros temas, pero que intrínsecamente me planteó una serie de interrogantes ante el que pareciera ser un camino al fracaso del mercado publicitario, ¿Cómo puede ser posible que nuestros consumidores no sientan esa afectividad hacia las marcas?, ¿En realidad será posible que ahora los creativos, agencias, marcas, solo nos preocupamos por vender en lugar de crear verdaderos insights y conexiones sentimentales? Sin duda alguna, una de las razones básicas por las que nació la Publicidad, fue la de comunicar por encima de los productos mismos. La de proyectar ante los consumidores una serie de elementos imperceptibles a la razón humana. En otras palabras, la cualidad innata de transmitir y crear sentimientos a partir de elementos tangibles, por encima del consumismo por definición. Pero tal pareciera que esta posición social tan privilegiada que mantiene el mercado de ideas, cada vez está perdiendo valor, y esto lo digo porque si no somos capaces de hacer despertar ningún sentimiento a los consumidores, entonces muy notablemente estamos fallando, pues no logramos transmitir a la gente aquella idea que debemos vendernos inicialmente a nosotros mismos, entonces en consecuencia no esperemos obtener otro tipo de resultados que no sean los del fracaso comercial. Debo aceptar que la calidad visual de la Publicidad cada día va en aumento, que la tecnología para desarrollar los artes no tiene precedentes, que las inversiones por parte de las marcas son cada vez mayores, que las plataformas cada vez son más diversificadas porque ahora pasamos hasta un canal 3.0, que incluye al consumidor con un nivel de interacción muy elevado, pero realmente tengo la interrogante: ¿esto equivale con hacer sentir querido al cliente? Porque de nada sirve todo lo anterior, ni siquiera la interacción a través de nuevas plataformas si estos no sienten una verdadera compenetración con las marcas, de nada sirven los cientos de premios por una campaña tan creativa si esta misma solo fue capaz de enamorar a un puñado de personas que son llamadas jurado, cuando los que verdaderamente juzgan y se sienten traicionados por la falta de compromiso de las marcas se encuentran caminando todos los días en las calles, viendo nuestros anuncios en medio de su vida cotidiana. Esto es un llamado de atención, porque si las marcas no son capaces de proyectar sentimientos de acción y afinidad, entonces ¿qué es lo que queda de ellas en el mercado? Al final solo restan nombres carentes de impacto, productos grises que no se destacan en medio de pasillos que contienen cientos de productos grises, imaginemos a Nike sin su enigmático Just do it, Apple y su poderoso Think Different, L´Oreal con su inmejorable Por que yo lo valgo. Las marcas al final necesitan de ese valor agregado que no es capaz de mostrarse en el envase, en la calidad del producto, en el servicio post venta, en el plan de mercadeo; simple y sencillamente necesitan crear un verdadero lazo de afinidad entre el consumidor y la marca. Al final, no debemos olvidar que “La Publicidad es el arte de enseñar a la gente a querer cosas” -H.G. Wells
Comentarios