En la era del marketing actual existe una única regla: en la guerra no hay reglas. Para darnos cuenta de que la industria está en guerra, basta con ver las compras de agencias que grupos empresariales se anotan mes con mes, las marcas se alían para ganar mayor terreno y las batallas en POP son cada vez más agresivas. Esto no es nada extraño, pues la competencia en los mercados está creciendo a diario, el usuario es cada vez más especializado y la innovación se ha vuelto el pan de cada día en los cuarteles corporativos de marcas grandes y pequeñas. Pero, ¿realmente el camino que llevamos es el mejor camino a la historia? Según el estudio Global Index Innovation, México ocupa el lugar número 66 de los 143 países en la lista como uno de los países con mejor desarrollo de innovación a nivel mundial. Al principio de nuestro camino profesional puede parecernos que nuestro país no avanza, sin embargo, al compararlo con el top tres del ranking nos damos cuenta de que en realidad tenemos los elementos necesarios para estar dentro del top 10. Las reformas legislativas que se han hecho en materia empresarial y negocios particulares, nos permiten fácilmente acceder al mercado al que deseamos dirigirnos; las facilidades de transacción y pago entre consumidor-marca son sorprendentes y mejor aun, la apertura de nuevos negocios está creciendo más y más en el país. ¿Qué nos hace falta para alcanzar a otros países innovadores?: visión de negocio. La visión hoy es una característica importante que todo mercadólogo, publicista y talento de la industria debe tener. La visión nos ayuda a sobrellevar la rentabilidad de las acciones que desarrollamos día a día en la agencia o en la oficina. Según información del Banco Mundial por medio de su estudio anual Doing Business, los mexicanos somos realmente emprendedores, y como país somos uno de los pocos que tenemos fácil acceso a la apertura de nuevos negocios (sí, también yo me quedé con la boca abierta) y esto sólo es indicativo de que tenemos todo para vencer la apatía, mediocridad y flojera que nos ha inundado como industria. Ok Sham, ¿y esto que tiene que ver con los océanos azules? Muy fácil, en la era de los negocios, las marcas y las estrategias se han determinado con base en lo que la competencia hizo o hará en un tiempo determinado. Nuestro proceso de decisión a la hora de establecer pautas para llegar a un lugar determinado nos arroja siempre a atacar a la competencia, ya sea en precio, en comunicación y/o en oferta. A esta forma de hacer negocios se le llama Océano Rojo, y debe su nombre a la analogía que se hace entre los negocios y el mar. Todas las marcas somos un pez en el agua y al parecer jugamos bajo la ley del más fuerte; debido a la sangrienta lucha por el posicionamiento algunos peces mueren y su sangre tiñe las agua del Océano de Rojo. Lo sé, una historia que no le contaré a mis nietos emprendedores; les evitaré las pesadillas. En cambio, los Océanos Azules son la oveja fresa de la familia, son todo amor y paz; aunque las ideas que los conforman son difíciles de encontrar, debido a que las estrategias azules no van en función de la competencia sino del talento interno que conforma la empresa. Este punto es algo importante. Como apasionados de la industria, estamos acostumbrados a inyectarle ganas a la marca y olvidamos inyectarle inteligencia a la empresa. Los Océanos Azules contemplan ambas partes de la entidad de negocio, marca y empresa, creciendo a la par para determinar acciones reales a favor del mercado. Así es, estas estrategias contemplan beneficios a la familia interna de la marca, llámense personas o productos, a la sociedad involucrada con la marca y al ecosistema político/económico que lo rodea. ¿Ya ven por qué son tan difíciles las ideas azules? Realmente nuestro sistema educativo nos ha enseñado (salvo por algunas instituciones) a vivir bajo una ideología roja; sin embargo, México pertenece a una economía global y está íntimamente relacionado con el desarrollo a nivel empresarial y de comunicación. Bajo esa visión, muchos países están adaptándose a los modelos de negocio azules y México tarde o temprano entrará en esa nueva era. Esto nos debe animar a pensar globalmente pero actuando conforme al entorno local en el que vivimos. Una idea azul es un gran beneficio para todo lo que hagas, tanto personal como profesionalmente. Va Sham, me está empezando a hacer click la idea, pero ¿cómo le hago para formar una idea azul? Una idea azul no sale a la primera; de hecho, la idea azul es el resultado de tirar varias ideas a la basura, enojarse, abandonarla, extrañarla, regresar por ella y amarla. En lo personal, considero que las ideas azules son una pasión porque te enseñan a tener un hábito de innovación y paciencia. Aquí van algunos ejes que te pueden servir al momento de formarla:
- Aprende del sistema bascular del Marimo. O bueno, intenta aprender nuevas cosas. Mientras más información tengas en la mente, más fácilmente podrá llegar una idea funcional a ti. Esto es porque la información activa partes de tu cerebro y lo hace más flexible a la adaptación; a esto se le llama plasticidad neuronal.
- Llámale por su nombre a todo.No se vale decir que es una buena idea a la primera. No estoy seguro si Albert Einstein dijo esto, pero creamos que sí lo dijo: una idea bien estructurada tiene que ser entendida por tu abuela, y es cierto, muchas veces las ideas son tan buenas que sólo nosotros las entendemos.
- Inventa una pizza dietética. Tu idea no sólo será bonita porque sí, la idea más hermosa es la que cambia al mundo; así es que debes procurar que tu idea sea funcional, que sirva a la sociedad o a la empresa y que cambie la manera de jugar por el grado de innovación que tiene per se.
Hablar de ideas azules es hablar de pasión por el cambio. Mi abuela decía que la idea es como un buen plato de comida, si no se comparte entonces es porque tiene mal sabor. Espero que te haya podido ayudar aunque sea un poco a aterrizar esa gran idea que cambiará el mundo. Escribe la historia que quieres vivir. AUTOR Shamir Luna Coach de emprendimiento y líder de proyectos en Grupo de la Luna, mercadólogo de día y superhéroe de noche; desarrollo estrategias de negocio a través del game thinking. He sido trainee, profesor, speaker, becario y encuestador telefónico; pero mi mero mole es el pensamiento estratégico-empresarial. Imagen cortesía de iStock
Comentarios