Hace unos días, en una charla para una Universidad en Monterrey, me preguntaban si creía que la comunicación había cambiado; al respecto dije que sí cambió la forma, pero el fondo es el mismo. Visualizo nuestra época como la era de la generación de contenidos; no importa qué tan sabio, qué tan loco, qué tan excéntrico o qué tan experto, el lenguaje nos diferencia de las otras especies vivas y para usarlo solo hay que crear mensajes desde el Yo. Y si no, que le pregunten a Kardashian ¿Cuántas y quiénes han posado desnudas? Muchas; la forma es lo que cambia, su marca personal se cuela como mueca en sus retratos, la vuelven trend topic de la semana y señora de los memes. Propongo que en lugar de Comunicación, sea llamada Seducción. Decía uno de mis maestros que existen textos chihuahueño, textos elefante o textos gran danés. En el caso de las ideas, pasa lo mismo, de pronto surgen esos chispazos sin pies ni manos que resuelven un problema inmediato, luego hay otras que vienen enteritas con riñones, corazón, cerebro y hasta aparato reproductivo, se mezclan con otras y engendran nuevos mensajes. A veces la fórmula es repetir; crear un personaje reiterativo de los mismos mensajes. Yo prefiero las ideas que trascienden, las que se vuelven seres con voz, el truco para crearlas está – como dijo Steve Jobs en el famoso discurso desde la Universidad de Yale – en unir los puntos, conectar conceptos para desdoblar posibilidades.
AUTOR
Ana del Aire
Fantasiosa, ambiciosa y loca. Dice que estudió para Publicista pero el diseño es su cama King Size, a veces se complica con los detalles para caer en un amalgama de significados medio coherentes que aplican como solución. Le encanta debatir, también leer, correr y escuchar a Depeche; pero sobre todo, sus gatos que viven en su casa y también en Levadura, la agencia que según ella es su Neverland.
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