Mi experiencia en charlas o conferencias publicitarias es amplia. Por eso, no creo que haya una clasificación que les haga justicia –de vez en cuando aparece alguna que rompe el molde– aunque en términos muy generales se pueden dividir en dos clases: las que presentan la agencia que lidera el/la conferencista, y las que postulan una idea o tendencia descubierta por el speaker, bajo la cual se agrupa toda la publicidad del universo. Las charlas se ilustran con trabajos de la agencia del conferencista; en ocasiones incluye algún “caso” de la competencia, con la aclaración “no lo hicimos nosotros”. En otras ocasiones, quien da la charla nunca ha hecho nada en su vida, por lo que todos los casos que muestre serán fatalmente ajenos. Por su parte, los títulos de las conferencias deben resultar llamativos e intrigantes por sí solos. Sin embargo, un título puede anunciar que esa charla será más de lo mismo. ¿Cuántas veces nos tropezamos con conferencias tituladas, por ejemplo, “Ahora todos se la pasan mirando sus celulares”, “¡El consumidor tiene el poder!” o “Pero qué barbaridad, cómo han cambiado las cosas con Internet”? Toda esta introducción es para afirmar que muchas de estas charlas son poesía pura. Es decir, una creación romántica solo ligeramente basada en la realidad. Esta situación me ha dado una idea: la de preparar una conferencia honesta sobre publicidad. Tan honesta, que asume con valentía su condición de poesía. Es, redondamente, un poema convertido en conferencia. Este es el texto. Si algún festival desea invitarme a dar la charla, ya voy preparando el PowerPoint. Buenas tardes tengan todos, me llamo Patxot Roberto. Soy un tipo muy despierto aunque sea publicitario. Mi aspecto es el de un otario pero soy un libro abierto. Yo trabajo de creativo: pienso anuncios, comerciales con campañas integrales, folletos, banners, videos, me dedico a crear deseo y acciones colaterales. Es importante aclarar que trabajo con clientes. Estos no son muy pacientes más bien todo lo contrario, van a reuniones a diario armados hasta los dientes. Hoy el mundo es digital, y las marcas ya lo saben. En la Internet todo cabe: el mensaje y la opinión. A encarar con decisión este cambio que es tan clave. Se habla de Storytelling, o sea, contar historias. Como yo tengo memoria sé que el recurso no es nuevo. Esto es más viejo que el huevo y esta moda es ilusoria. No puede haber una charla que no mencione a Mad Men, una serie que está bien en el cuándo, el quién y el cómo. Para muchos es un cien, a mí me parece un plomo. En todas las conferencias se alienta a tener coraje. Yo ese aliento no lo traje: no creo que sea importante. Con trabajar ya es bastante, lo demás es puro viaje. Qué importantes son los premios, afirmo con liviandad. Se impone la calidad y también algunos truchos. ¿Serán pocos, serán muchos? Nadie lo sabe en verdad. Estoy por finalizar. Esta charla ya es difunta. Aunque me espera una junta, me quedo un ratito más. De los que están ahí atrás, ¿alguien tiene una pregunta?
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