La mayoría de empresas que alberga un tejido empresarial suelen ser pequeñas empresas y muchas, microempresas. Sin contar que hay sectores que tradicionalmente estructuran sus negocios sobre la figura del profesional individual capaz de gestionar sus recursos sin ayuda de nadie más y ofrecer el servicio que necesita el cliente. Al hilo de las empresas antes citadas detectamos que un porcentaje importante son tiendas, comercios, empresas con ubicación física abierta al público de pasos que definen parques o mercados de locales que por interés o incluso por tradición disfrutamos de visitar como clientes. Y son ese tipo de negocios, acostumbrados a abrir cada día y a esperar con ilusión que entren a su negocio el mayor número posible de clientes potenciales, los más capacitados para entender que significa Internet para sus modelos. Pero cuando nos sentamos con calma a trabajar el concepto con ellos vemos que por el contrario, la realidad es otra muy diferente. Suelo recordar cuando estudiaba física que cuando me explicaban un problema me parecía fácil de entender pero si a continuación me formulaban otro exactamente igual en concepto y modo de resolución pero diferente en enunciado y datos, se me hacia un mundo y no encontraba la forma de resolverlo. Y todo porque no era capaz de identificar que ambos conceptos eran iguales solo que en dos ambientes diferentes. Y lo mismo ocurre con las empresas con tienda a pie de calle cuando se les plantea el interés y necesidad de tener mejor dos tiendas que una. Tener visibilidad en Internet como empresa es como tener una tienda abierta al público. Es un espacio donde ofrezco mis productos de forma visual y atractiva, en un entorno tanto interno de tienda como externo de localización lo más amigable y adecuado posible y donde espero que esos escenarios pensados atraigan e induzcan a entrar al mayor número de personas posible. Es verdad que en Internet uno no ve físicamente a las personas pero en realidad ¿es eso significativo de cara a la producción del negocio? ¿Acaso los propietarios que no atienden directamente su negocio sino que tienen empleados desconfían del negocio por no ver a diario a sus clientes nuevos? Entendemos de forma nítida que ese no es un argumento sostenible que pueda poner en duda un modelo digital entonces, ¿por qué somos tan reacios a tener un escaparate digital en Internet si su función es aportar valor y sumar? ¿Qué nos mueve a no movernos cuando tenemos el mundo entero para mostrarnos? Por muy inmersos que estemos en pleno siglo XXI no todo va al ritmo de los avances y, por suerte, no todo tiene que avanzar al mismo ritmo. Todos agradecemos con creces que la gastronomía guste de la tradición o que haya profesionales que recuperen el reloj de pared de mi abuelo y lo ponga en funcionamiento. Pero no perdamos de vista que nuestro negocio, nuestra empresa en un vehículo que va por una autopista de infinitos carriles, que no podemos detenernos en medio de ella, que no podemos cambiar de sentido cuando queremos y que si nos detenemos en el arcén después de aminorar la marcha y de muchas maniobras, nadie va a esperarnos ni mucho menos preocuparse por nuestra avería, lo que añadido a la alegría de los que nos ven parados nos convierte en vehículos en la cuneta. Para sostener una tienda hay que vender, para vender hay que mostrar y cuanto mayor sea el volumen de recepción a la muestra, mayor es la probabilidad de acceso a nuestro negocio. Cuanto más visibles seamos, más nos conocerán, más hablaran de nosotros y más interés habrá por parte de los receptores recientes en conocernos. Seamos conscientes y coherentes con nosotros mismos, es mejor tener dos tiendas que una y eso debería ser comprensible para todos, cuanto menos para la mayoría. No dejemos que el desconocimiento nos induzca miedo en lugar de provocarnos curiosidad. No permitamos que la duda se anteponga al futuro de nuestros negocios por no entender cómo personas que no vemos pueden vernos a nosotros. No nos aferremos a experiencias del pasado que nada tienen que ver con la experiencia del momento presente y que impida moldear el momento futuro. Internet es como aprender a caminar, tropezaremos y nos caeremos un par de veces sin dañarnos pero cuando caminemos sin ayuda habremos olvidado ya las veces y formas en que nos caímos.
Comentarios