Existen dos tipos de personas en este mundo: las que solamente se dedican a pasar por la vida y aquellas que dejan huella después de ese recorrido. Creo que la diferencia entre un tipo de persona y la otra, es que los que dejaron una marca, son aquellos que se formularon una simple pregunta: ¿y por qué no? Te quisiera proponer algo: un día, dedícate a investigar acerca de la vida de alguna persona que admires porque sobresalió en cualquier campo (sea publicitario o no). Te puedo asegurar que a través de tu búsqueda, descubrirás varias constantes: dedicación, rechazo, errores pero sobre todo, ir en contra de lo que está establecido. Es algo en lo que coinciden la mayoría de este tipo de personas y esto sencillamente se debe a una razón: pensaron en grande. Existe un fenómeno que he notado a través de los años, desde el ámbito escolar como el personal: somos extremadamente conformistas. A lo largo de mi carrera en publicidad, frases como “pasé el examen”, “al menos lo entregué”, “hice lo que me pidieron” son oraciones que se han vuelto cada vez más recurrentes e incluso en algunas ocasiones, las he llegado a usar. Al final, creo que una de las razones es porque creemos que el objetivo de hacer algo, es cumplir con lo que nos pidieron y no pensamos en el extra que podríamos haberle dado para marcar la diferencia. Muchos creerían entonces, que al final la culpa la tienen los profesores o las escuelas, por calificar simplemente que una ejecución cumpla con lo que se pidió. Creo que el error comienza ahí, pero en realidad termina y tiene mayor peso en los estudiantes. Nosotros somos los que nos conformamos con cumplir con un proyecto, nosotros somos los que no demandamos que nos exijan más como alumnos, nosotros somos los que nos alegramos por tener una buena calificación aunque sea por un trabajo mediocre. Hoy, te hablo como una estudiante porque estoy viendo la realidad por la que estamos pasando. Podrías pensar que el problema no es tan grave, porque sólo somos estudiantes. Pero al final, quienes van a ejecutar la publicidad en el futuro, somos nosotros y no me parece justo que algo que se han dedicado a hacer de una manera tan chingona los grandes de esta industria a lo largo de la historia, quede en manos de personas con esa mentalidad conformista. Es una gran mentira el decirte: “sé el mejor en lo que hagas”. Yo corregiría eso y te recomendaría ser “la mejor versión de ti mismo”. Las personas que han llegado tan lejos, no pensaron en ser los mejores en lo que se dedicaban, simplemente dieron lo mejor de cada uno y los resultados fueron increíbles. Amigos, la publicidad está sedienta de personas que piensen en grande y busca gente que desarrolle ideas no solamente para vender, sino para revolucionar al mundo. Esta maravillosa profesión, merece publicistas sedientos y rebeldes, que no se conformen con lo que otros han hecho y se pregunten una y otra vez: ¿por qué tenemos que hacerlo igual? ¿Por qué no cambiarlo? Somos afortunados de vivir en una etapa de la historia, donde todo está permitido, donde los cambios son parte de nuestro día a día y la innovación es algo que se acepta e incluso, se exige. Aprovechemos el momento y hagamos historia. Es momento de cambiar el rumbo de las cosas y poner en alto el nombre de la publicidad, porque el futuro, quieran o no, está en nuestras manos. Imagen cortesía de iStock
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