En tiempos de la interactividad, de la inmediatez de la información y la participación de los ciudadanos en cualquier tema, sobretodo nuevas generaciones que viven comunicadas con habitantes en diferentes puntos del mundo en un mismo instante, que no están dispuestos a ser engañados por los mensajes habituales en cualquier ámbito, la publicidad parece irse adecuando a paso de tortuga con las nuevas circunstancias, o al menos eso me parece a mí. La gran creatividad que se demuestra en espectaculares, spots de radio y hasta televisión, parece estar ausente en los medios virtuales. Pop Ups, mails Spam, espacios comprados en Facebook y Twitter, banners, parecen rebasados. Como los comerciales de televisión, la mayor parte de las veces sabemos cómo esquivar toda esta basura, que es incapaz de atraer nuestra atención. A eso debemos sumar la estupidez de muchos de los creativos, al llamar más atención sobre los productos de sus clientes en términos negativos que positivos, lo que en nuestros días parece anular la vieja noción de que la mala publicidad impacta sobre el consumidor de la misma manera que la buena. Baste recordar un caso reciente, cuando quienquiera que sea responsable de las redes sociales de Crunch de Nestlé, decidió hacer un comentario impertinente e imbécil sobre la matanza de Ayotzinapa y relacionarlo con la marca. Conozco a varias personas que desde ese momento decidieron boicotear a Nestlé y todas sus marcas. La marca Nestlé se convirtió en trending topic negativo alcanzando uno de los primeros lugares en esos momentos. He escuchado en diferentes lugares acerca del caso de Liverpool y la equivocación de un tweet personal que cayó por falta de atención del encargado de las redes sociales bajo la cuenta de la marca, pero desconozco si es real o una leyenda urbana que de cualquier manera deja muy mal parado al almacén. Eso demuestra que muchos de los publicistas están trabajando desde una zona de confort, construida desde que inició la publicidad y en la que sus propuestas solo pueden ser objetadas por el cliente. Jamás, los publicistas, habían sido confrontados y evidenciados de manera tan directa por los consumidores. Del happening a la webserie. Los modelos propuestos para difundir una marca en Internet y atraer a los jóvenes consumidores se agotan con la misma rapidez que la vida promedio de un Tweet. Siguen siendo más propositivas e inteligentes las acciones en BTL que en Internet y a pesar de que la inversión de los clientes crece de manera consistente en publicidad para Internet, la soberbia de los publicistas ha logrado pocos éxitos, en comparación de la ventana de exposición que Internet representa. No es suficiente con promociones donde el usuario se registre, ni con una base de seguidores o de Likes, 51.2% de la población de nuestro país utiliza Internet y de este universo el 57 % tienen entre 6 y 34 años de edad. Esa es la población a atacar. Será muy interesante ver cómo en los próximos años una nueva generación de publicistas deciden tomar por asalto los nuevos medios y salen de la entropía que tiene a los publicistas hablando sólo a los publicistas. AUTOR Armando Enríquez Vázquez Productor de televisión, escritor desde hace más de veinticinco años, columnista en diferentes publicaciones virtuales e impresas. Oriundo y transeúnte de una de las ciudades más pobladas del mundo de la que estoy orgulloso. Mis encuentros y desencuentros con la publicidad se han hecho muchas veces desde el terreno del receptor del mensaje y no del emisor. Me ocupan entre otras cosas el futuro de los medios, el abuso de la palabra creatividad y el desarrollo de contenidos atractivos en diferentes medios. Imagen cortesía de iStock
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