De un tiempo a la fecha, en la vida creativa de México y sobre todo en la radio de provincia, hay un fenómeno que llamo: las cortinas.
Me refiero a ese proceso que inicia luego de lograr que un cliente contrate una pauta en este bendito medio, seguido de una fase en la que no se valora el trabajo de producción por parte de los encargados de mercadear el tiempo aire y de ahí se entra al limbo de crear el spot comercial, le llamo limbo porque los vendedores se ponen creativos y las solicitudes no van más allá de referir la dirección y brevemente qué es lo que ofrece el cliente. De ahí viene la famosísima línea que refiere la música que se utilizará para fondear el mensaje, donde la trillada frase «un nuevo concepto», no puede faltar, seguido de un sencillo: léase en tono «confiado y seguro»; la respuesta del operador grabador es: ¡Jefe, ya llevamos 4 comerciales con la misma! y la aseveración fugaz es: «Tú pónsela, no se van a dar cuenta».
Y así se van los anuncios, como tacos de canasta, uno tras otro, sólo cambiando un poquito por la hora en que se marcó en la continuidad de la estación de radio.
Ante esta situación, llega la presencia de las productoras audiovisuales donde aparece el cliente sufrido y necesitado de una identidad cierta pero al momento de saber cuánto cuesta su marca en identidad auditiva, se entera de que la música, la voz y fusionar las ideas tiene un valor.
Mal acostumbrar a que en la compra de la tela, es decir, el tiempo aire, como en las tiendas dedicadas al tema, la hechura de las cortinas es gratis, desgasta mucho al de por sí ya cansado consumidor.
Hoy debemos apapachar pero más que eso, serle francos; por ejemplo, respecto a en qué medio realmente les conviene invertir y van al target y lo más importante, que no sólo es adquirir 20 segundos en la mente del auditorio, sino darle el valor a una marca que merece tener valor.
AUTOR
Comentarios