Naturalmente uno cree que en un departamento creativo todo es luz e ideas, cosas que transforman e innovan, que el día a día no es más que una ruleta de puntas creativas. Que el conjunto de mentes se solidifican en un solo objetivo y que todo aporte funciona para todas las necesidades y órdenes de trabajo, en resumen, un grupo que piensa y colabora entre sí. Pero normalmente para optimizar el tiempo y la calidad de las ideas se forman pequeños grupos que piensan y que tiran bajadas para que el otro grupo más grande los produzca y los vuelva realidad, aún a pesar de que no entiendan nada o no estén de acuerdo con lo que reciben, no tienen otra opción que realizarlo sin pasión, obligados a entregar los pendientes en tiempos no consensados. Esto genera un distanciamiento, creaciones de bandos, donde las ideas no se comparten y se buscan protagonismos, el crecimiento es segregado y las molestias aquejan diariamente. Los que buscan la oportunidad de surgir y contar una idea, rara vez son escuchados y cuando sí, son tomados a la ligera, considerando que los creativos tienen la última palabra pero no tienen todas las buenas ideas. Todos deberían tener la oportunidad de contar sus ideas, de trabajarlas, no importa si es un diseñador o un redactor, lo que importa es que la iniciativa se torne en un plus para un trabajo conjunto, reconocer el talento y apoyarlo es el mejor agradecimiento para todas las desveladas en la agencia, por eso pensemos todos, escuchemos a todos y aprendamos a fijar la mirada al mismo nivel. Imagen cortesía de iStock
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