Aunque para algunas personas ganar no siempre es la principal motivación, sin duda todos trabajamos para vivir. Algunos tenemos la suerte de vivir de un trabajo que nos gusta mucho y para el que además somos buenos haciéndolo. Todos tenemos una idea de lo buenos o malos que somos en lo que hacemos y a partir de ahí empezamos a ponerle un valor a nuestro talento. Cuando somos empleados usamos ese valor para negociar aumentos o prestaciones. Pero cuando nos decidimos a poner nuestras propias agencias o a hacer freelance entonces, muchas veces, tenemos un serio problema para ponerle precio a lo que sabemos hacer. Tan común es que al trabajar con freelances me digan cosas como “no tengo idea de cuánto cobrar”, “tú dime cuánto y está bien” como que los clientes digan “pero ¿por qué tan caro?” “pues cuántas horas se tardaron en sacar la campaña” y cosas por el estilo. En este artículo quiero aportar algunos métodos para ponerle precio a nuestro trabajo, cómo funciona cada uno y qué le encuentro a favor y en contra. Creo que no hay UN método definitivo para tasar lo que hacemos y probablemente ustedes tengan otra manera de hacerlo (en cuyo caso me gustaría mucho que la compartieran como comentario)
1. El mercado dice cuánto vale mi trabajo
¿Cómo funciona? Se investiga cuánto cuestan las cosas en otras agencias, estudios, productoras, etc. Esto nos da un parámetro de lo que los clientes están dispuestos a pagar por lo que hacemos y dependiendo de nuestro prestigio, experiencia y capacidad para dar resultados cobramos un porcentaje arriba o debajo de quien creemos que es una referencia válida. A favor: El precio que ponemos está basado en un estándar de mercado, podemos darnos una idea de los pisos y techos en cuanto a precios y tenemos una referencia para fijar el precio de nuestro servicio y talento. En contra Una cosa es lo que las agencias dicen que cobran y otra lo que realmente cobran. Esto hace un poco difícil conseguir información confiable. Además de que las malas prácticas pueden repetirse una y otra vez.
2. Las horas trabajadas en el proyecto
¿Cómo funciona? Se asigna un costo o precio por hora trabajada y esto nos puede dar una idea de cuánto cobrar. Una manera práctica para ponerle precio a la hora es definir de manera realista el ingreso que queremos logar por mes. (Permítanme insistir en el tema del realismo, no se vayan a asignar un sueldo 5 veces más grande que cuando estaban trabajando en una agencia) y dividirlo entre las horas laborables que tiene el mes. O dividir el costo de la operación de la agencia (o del talento involucrado en el proyecto), sumarle el porcentaje de utilidad deseado y dividirlo entre las horas trabajables en el mes. A favor Tal vez sea el método más justo para poner precio a nuestro trabajo, porque representa las horas trabajadas o dedicadas al proyecto específico. En contra Trabajamos en creatividad, no en una fábrica. No todas las horas de la jornada las dedicamos a trabajar de manera continua: leemos, investigamos, jugamos, perdemos tiempo. Sabemos que estas horas no son necesariamente inútiles, pero ¿cómo las cobramos? Otro punto en contra es que con el tiempo aprendemos a resolver más rápido, pero esto definitivamente no le quita valor a nuestro trabajo, al contrario: yo creo que agrega valor.
3. Sé hacer algo que tú no sabes
¿Cómo funciona? Al final del día los clientes nos contratan por esto: porque sabemos hacer cosas que ellos no saben, o por lo menos no de la misma manera que nosotros lo hacemos. Aquí es cuando empezamos a valorar realmente nuestro trabajo y le damos un valor desde nuestra visión de lo que hacemos. Mientras seamos más capaces de dar resultados reales, podremos fijar un precio más alto. A favor La experiencia, el aprendizaje, la especialización, el portafolio y nuestras habilidades y conocimientos por fin rinden frutos, siempre y cuando también den resultados a los clientes. No cobramos solo por lo que hacemos, sino por la manera en que lo sabemos hacer. En contra Es fácil caer en la soberbia y querer cobrar un montón de dinero nada más porque nos gusta mucho lo que vemos en el espejo. No es tan sencillo justificar los precios altos con los clientes. El peor maestro que tuve en la universidad me enseñó una cosa “el derecho a opinar se gana” , así que para sacarle provecho a este método primero hay que ganarse el derecho a opinar.
4. De qué manera voy a contribuir a tu negocio
¿Cómo funciona? Si tienes toda la seguridad de que tu cliente va a tener resultados muy favorables, puedes cobrar un porcentaje del negocio. Partimos de esta idea “esto que estamos haciendo para ti, te va a generar un montón de dinero”. A favor y en contra Tal vez sea el método más arriesgado, porque implica trabajar muy de cerca con el cliente, comprometernos de lleno a sus resultados y confiar en que la información será transparente en ambos sentidos. Si no se dan los resultados, no hay ganancia o una ganancia mínima. De esta manera el cliente sabe que estamos en el mismo barco, del mismo lado de la mesa y nos vamos a apoyar mutuamente para lograr los objetivos a como de lugar Qué método utilizar y cuándo usarlo depende mucho de lo que hagas y de con quién vas a trabajar. No es lo mismo trabajar solo que en equipo; con un cliente gigante, que con una microempresa; con un cliente que entiende bien el qué hacer publicitario, que con un cliente que va a invertir por primera vez. Lo importante es que tanto nosotros, como nuestros clientes nos sintamos cómodos con el precio y el valor de lo que vamos a otorgar y a recibir. De lo contrario no estamos contribuyendo a hacer de este oficio algo serio y satisfactorio para el cliente (y para nosotros). Imagen cortesía de iStock
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