No lo olvidemos, no se trata de tener el mejor precio para el cliente o el mejor servicio post-venta, eso era antes, cosa de otra década. Lo que cuenta ahora es el Content Marketing. ¿Qué contenidos le aporta al cliente esta empresa que no ofrece la competencia? Incluso más allá ¿qué experiencia vive el cliente cuando entra en nuestro portal on-line? ¿Es igual que comprar in situ? ¿Es mejor? ¿Es peor? La era Madmen pasó a la historia, no basta con publicitar algo, lanzar una campaña en medio exterior y on-line si no tenemos claro que lo que se vende ahora es la empresa y no sus productos. Los consumidores/usuarios no compran un producto, eligen su marca y los valores que se asocian a ella. La clave está en conocer qué contenidos le interesan a nuestros consumidores, por qué temas se interesan, el resto del trabajo será establecer la estrategia, medios y acciones que nos lleven a ofrecer unos contenidos de calidad vinculados a nuestra marca. Ojo, lo que importa es el contenido, la imagen por sí sola no basta, se queda hueca como la fachada de algunas personas que cuando rascas para ver el contenido descubres que no hay nada. La imagen ayuda a vender, no vende por si sola y en estos tiempos bajo el reinado de las redes sociales la única garantía que se puede tener es planificar paralelamente los valores, expresados a través de nuestro content marketing y la imagen de la marca que queremos transmitir. Ahí es donde entra en juego el storytelling y el show it, don’t tell it. Esto me recuerda que no hace más de un año tuvimos un cliente que quería comprar seguidores en las redes sociales. Naturalmente nos negamos a hacerlo, es más nos sentamos durante varias horas para explicarle porqué esa no era una alternativa posible. No lo conseguimos, se fue insistiendo en la idea que tenía en mente buscando “otra agencia que trabaje para sus clientes y no al revés” como nos dijo al cerrar la puerta. Imagen cortesía de iStock
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