Tomémonos un momento para pensar en las mejores películas que hemos visto; recuerda qué es lo que más te gusta de cada una de ellas. ¿Qué es lo que primero que viene a tu mente cuando escuchas su nombre? Desde pequeña me ha encantado crear historias. Algunas las escribía, otras las pensaba y debo confesar que en algunas ocasiones, incluso las contaba (no recuerdo si aclaraba que no eran reales). Lo cierto es que siempre me daban los típicos consejos para crear una historia: comienza por el final; si sabes a dónde tienes que llegar, el proceso es más fácil. Piensa qué le va a pasar a tus personajes, cuál va a ser el nudo de tu historia…bla, bla, bla. Aunque no puedo decir que no son excelentes consejos, creo que hay algo que se les olvida decirnos y es que todos esos acontecimientos no sucederían si no fuera porque existen personajes chingones detrás de todas esas maniobras. The Wolf of Wall Street no sería tan buena historia, si Jordan Belfort y su excéntrica personalidad no hubieran hecho de las suyas. Mucho del éxito de las películas de Quentin Tarantino, podríamos atribuirle a la genialidad de los personajes que maneja en cada una de sus películas. Y ya que mencionamos a Tarantino -aunque no es de mis favoritos- creo que es uno de los mejores representantes de lo que defiendo; ha entendido que para construir un personaje, necesitas moldearle un trasfondo. Las series de televisión se han convertido en algo sumamente representativo de nuestra era y es que amigos, estamos siendo testigos de verdaderas joyas que son lanzadas año con año y que poco a poco se vuelven legendarias. Hoy podemos apreciar series de cualquier género, desde True Detective, Breaking Bad hasta el glorioso Game of Thrones. Todas y cada una de estas exitosas series, tienen algo en común y es a lo que le atribuyo mucho de la conmoción que están causando: además de contar con excelentes historias, sus personajes son aún más brillantes. La excentricidad de Rust Cohle, la historia detrás de Walter White y la genialidad de Tyrion Lannister, es lo que hace de estas series, leyendas de las que se seguirá hablando a través de los años. Por eso, para todos aquellos que les gusta escribir –o quieran hacerlo- este es el consejo más grande que les dejo: hagan personajes trascendentales. Denles forma, suéñenlos, enamórense de ellos, ódienlos; dejen que los vuelvan locos. No los construyas solamente en el tiempo en el que aparecen en tu historia, sino que piensa en cada uno de los detalles que rodean a ese curioso personaje. ¿Cómo fue su infancia? ¿Qué comida le gusta? ¿Qué busca en una pareja? ¿Cómo es la relación con sus papás? ¿Cuál es su color favorito? ¿En qué cree? ¿Cree en los horóscopos? ¿Y en los fantasmas? Entre más detalles le des a tu personaje, será mucho más rico. Dótalo de todas sus cualidades y defectos; todo lo que haga a partir de ese momento, se construirá solo. Recuerda que toda buena historia, comenzó con un increíble personaje.
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