Las marcas tienen por delante una tarea fantástica. Esa tarea es ser verdaderos agentes de cambio para una sociedad tan conectada como necesitada. Las marcas trascenderán sus categorías de origen, porque si no lo hacen, otra lo hará: a cada hotel le llega su Airbnb. Para realizar esa tarea, precisarán de talento ecléctico, enfocado, valiente, dedicado, abierto a colaborar y a experimentar. Eso ya está sucediendo y en poco tiempo más, será la norma más que la excepción. Yo creo profundamente en esto y eso me llevó a fundar, con Alex Pallete, nuestra nueva compañía Picnic. Una agencia que hace Brand Building by doing. A la luz de este razonamiento, pienso en lo que me dejó Cannes (Lions): demasiada invención malgastada en el mediocre deseo de ganar otra estatua. Demasiado trabajo pro-bono para no marcas, entidades pequeñas o inventadas. Trabajar gratis para esas no causas con el dinero que se hace con las marcas. ¿Porque estamos asistiendo al suicidio colectivo de tantas agencias? ¿Tan loco se ha vuelto el ego? Las marcas pueden hacer un mundo mejor. Y somos muchos los que queremos trabajar y ayudar para que eso ocurra. Al final de ese camino, arduo, difícil, maravilloso camino, tal vez nos esté esperando otra clase de estatua. Ésa que celebra haber sido útil en serio. ¿Vamos?
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