El robo puede entenderse como plagio, y definir plagio es entenderlo como una copia sustancial de alguna obra ajena adoptándola como propia, en este caso.. piezas de diseño. Veamos, aquí suena un concepto: copia sustancial. Separemos copia y sustancia. La copia puede ser sobre algún elemento de diseño de un proyecto ajeno, éste deberá ser modificado o reconfigurado para tener la pauta de generar un diseño completamente diferente, es decir, con una nueva perspectiva. La copia en algunos casos se puede dar dependiendo el objetivo o estrategia del proyecto, es muy común utilizar la misma gama de pantones o una tipografía parecida para semejar o confundir una marca como parte de una estrategia de mercadotecnia, eso es una copia pero no significa que la imagen será la misma, por el contrario, deberá tener su propia identidad para no caer en el plagio. Ahora bien la sustancia es el concepto del diseño, la idea, los elementos que se utilizan, lo que se comunica, puede ser una fotografía, el mensaje en un afiche, el funcionamiento de una interfase, etc.. Digamos que es el espejo de nuestro estilo como diseñadores, por lo mismo es más notorio cuando se ha tomado la sustancia de un proyecto ajeno puesto que no sufre modificación aparente, no tiene identidad propia… aquí es cuando “la toma de la sustancia” se vuelve plagio y puede ser penado. Separando estos conceptos puede ser más fácil entender cuándo se roba en nuestro campo, y evidentemente tiene que ver más con el aspecto intelectual que con el proceso mismo del diseño, por ejemplo el caso más sonado, Facebook, donde su dueño “plagió” la idea, lo demandaron y aquí el alegato fue sobre la copia sustancial más que de la propia programación de la página. Si bien Facebook desarrolló su propia identidad, su propia imagen, el problema no radicaba en la copia sino en la sustancia. El robo es un factor de ética, es cuando los objetivos no se plantearon, cuando no se transforma o no se busca un cambio original en lo que probablemente ha llegado a producirse ya. Robar en diseño o cualquier rama creativa, es cuando no se da crédito a los que debe de darse, el famoso “idea original de”. Por esto, es necesariamente importante dejar en claro quién hizo qué, dentro de un equipo creativo… tal como se hace al desarrollar un libro, o una revista. Hay que intentar innovar y ser originales para evitar caer en el vacío del plagio. ¿Ustedes qué opinan? Hasta la p®óxima. Imagen cortesía de iStock
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