Es común que el concepto “diseño” se perciba polisémico porque tiene muchos aristas, muchas formas de entenderse y se aplica desde distintas ramas. A diferencia del arte, por ejemplo, el diseño se reproduce en serie y se planea de forma estratégica, genera experiencias de uso, se apoya de las nuevas tecnologías para lograr un mayor alcance y complementar mejores herramientas… así que acá es donde puede saltar la pregunta: ¿qué es y qué no es diseño? Es una disciplina, un oficio. Convivir diariamente con un lenguaje, con usuarios, con un equipo multidisciplnar. No son “productos” u “objetos”, no es solamente la técnica, no es la tecnología que usamos… es vivir la experiencia de planear, configurar y significar objetos; sentir empatía, entender la esencia del usuario. Es dirigir, motivar. La motivación siempre va a ser el centro del diseño, lo que nos mueve, lo que nos inspira, lo que proyectamos… siempre va a dirigir una respuesta, o por lo menos servirá de mediador hacia esa respuesta. No es convencer bajo argumentos poco sustentados, es dialogar. Es resolver problemas. Ya sean de espacio, comunicación o interacción. Es necesario imaginar y crear una solución posible a los problemas que muchas veces la audiencia no detecta. Es buscar alternativas, proponer y materializar para solventar una necesidad descubierta en la sociedad. No es un rompecabezas, no es una receta: es investigar e innovar con nuestras propias “herramientas” con nuestros propios métodos. Es “contar algo”. Es aludir características, resaltar emociones, evocar memorias, transformar percepciones… todo acompañado de significación y función. No es una novela, pero refleja la cotidianidad del hombre y ahí es donde nosotros actuamos. Es una “campaña”. Además de producir objetos, se trata de promoverlos, de hacer llegar, de propagar, de discutir, de generar nuevas ideas… y eso evidentemente conlleva cierta logística. No es “algo” superfluo, es una forma de vida. Es un verbo para emprender. Generalmente limitamos el diseño a lo que nos solicita el cliente, pero… el concepto debe ir más allá. No es un campo que delimita, es el motor con el que muchas empresas han empezado. Es un recorrido. Es tener muy presente que lo que “está de moda” (o estuvo), es un ir y venir; todo regresa y se reinventa. No es un oficio rígido, es un oficio siempre en transición, que siempre va renovándose. ¿Ustedes qué opinan? Me despido, hasta la próxima. Imagen cortesía de iStock
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