Y tú, de pequeño, ¿a quién seguías o quién influyó en lo que hoy haces? Ésa es una pregunta que todos debemos de respondernos de manera obligada y es que todos nos hemos formado con base a modelos, a íconos, cercanos y lejanos, reales o ficticios. Todos tenemos figuras que admiramos y marcan el rumbo de nuestras vidas. Cuánto influyó en su momento Karate Kid o Rocky, para aumentar la popularidad y la afluencia del deporte que retrataban en la gran pantalla. De igual manera, en su caso, funcionan los ídolos deportivos de cualquier ámbito siendo estos los más cercanos a la realidad y que incluso influyen de manera mediática. Al día de hoy Messi, Cristiano, Beckham, Hugo Sánchez, el mismo “Chicharito” Hernández son íconos a seguir, queramos o no, y cuando responden bien al juego mediático logran el propósito. Pero, cuando los estrategas llevan la pasión fuera de la cancha, todo ídolo se rompe. Porque todo se puede valer, menos agredir al comunicador que es el mensajero de una afición que necesita expresarse y comunicar. Hoy, el hombre responsable de la selección mexicana, del deporte mediático nacional pasó de ser vocero a ser grosero y como representante de una marca no puede funcionar más. Ahora, le toca a los patrocinadores decidir, si vale la pena continuar con su influenciador o buscar a alguien más, que levante su imagen.
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