Y es hasta ahora cuando recordamos que Edward Bernays tenía razón en 1929 cuando contrató a un grupo de mujeres (ninguna era celebridad) para que fumaran cigarros mientras marchaban en un intento no sólo por derribar las barreras sociales entre hombres y mujeres de aquella época, sino también para favorecer las ventas de las compañías de cigarros, demostrándole a miles de mujeres (y mercadólogos) “que la mujer común, aquella que viste, habla y actúa igual que yo” es el mejor vehículo para crear lazos de confianza entre un consumidor y una marca. Además, para aquella situación que las mujeres fumaran tanto o más que los hombres representaba varios miles de dólares en ganancias. El Celebrity Endorsement es una táctica publicitaria que está quemando el dinero entre nosotros desde hace más de 100 años y consiste en involucrar a un personaje famoso o popular para que con su fama informe, comunique y (más importante aún) persuada a un grupo objetivo sobre un producto o servicio. Sin embargo, con el paso del tiempo se aprecia como esta costosa táctica decae fuertemente. Y no precisamente por culpa de los personajes famosos o sus actitudes cuestionables, ni por su fuerte asociación con la TV y medios masivos que no generan mucho engagement. Resulta que mientras más crece el consumidor, éste buscará más y más valor en lo que compre y consuma. Para ello, se informará de manera online, buscará recomendaciones, consejos y ayuda con amigos. Pero ojo, al ser individuos puramente sociables, pertenecer a un grupo de personas es casi obligatorio y dentro de éste buscaremos no sólo personas afines, sino también líderes innatos a los que seguiremos y estos influirán fuertemente en las decisiones que tomemos día a día. Es más, crearemos lazos de confianza y admiración. Características difíciles de entablar con alguien como David Beckham o Rihanna, quiénes a pesar de los medios sociales que nos unen (como Twitter) siguen estando a cientos de kilómetros de distancia y honestamente, ni les importa si estás satisfecho con el producto que adquieres. Así llegamos al presente del mercadeo, que busca crear relaciones redituables entre marcas y consumidores. Por ello, la próxima vez que dispongamos de un producto que necesite de un referente para guiar y persuadir ventas, probablemente debamos ir con el joven más popular del equipo de futbol o con aquella adolescente que adquiere las últimas botas de temporada y sus amigas las compran al instante para estar “in”. ¡Con esto evitaremos quemar el dinero! AUTOR Jose Valle Balsells Apasionado por el marketing en todos sus aspectos. Soy el que siempre tiene una opinión diferente…por algún buen motivo. Creo firmemente que nada es imposible. Imagen cortesía de iStock
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