Una noche de pasión es el recuerdo de uno, pero el amor verdadero es una memoria de dos. En nuestro oficio es normal utilizar expresiones como “persuadir” o “seducir”, dos conceptos que a mí particularmente no me parecen precisos, pues están vinculados a las relaciones casuales, algo que nace de la nada y ahí se queda, vivir el momento, el aquí y el ahora. La verdad es que la publicidad está llamada a conquistar, a ganarse a su cliente, crear nexos verdaderos y a futuro, en que tanto marca como consumidor se vean beneficiados. Como dicen los españoles “ligar es un juego, conquistar es un arte”. En el filme Hitch de 2005, el actor Will Smith interpreta a un experto en relaciones de pareja al cual acuden personajes que tienen problemas para acercarse a la chica que les gusta. En un segmento rechaza trabajar para un tipo que solo quiere acostarse con una mujer y hacia el final de la película, él le confiesa a Allegra Cole, la mujer a la que pretendía conquistar el buen Albert Brennaman, que su trabajo no era engañar sino más bien crear oportunidades, y es así como yo veo a la publicidad. Hay quienes piensan que nuestro negocio es engañar, obligar a las personas a comprar cosas que no necesitan; pues la verdad o al menos para mí y para la gente a quienes he tenido el privilegio y la responsabilidad de enseñar, la publicidad es tan solo un facilitador, para que los productos y los compradores se encuentren en un mismo universo. Las marcas están construidas bajo arquetipos que buscan representar unos valores definidos por la empresa. El consumidor por su parte, está en la búsqueda de satisfacer sus necesidades, pero además de adquirir elementos que le ayuden a configurar su identidad. Una camisa, un auto, una colonia, es una extensión de la persona y expresa lo que esta pretende representar dentro de la sociedad. Si el universo de la marca es compatible con el universo del usuario, se creará un lazo afectivo en el que ambos se verán favorecidos, pues mientras la compañía está cumpliendo con el objeto de su negocio, el consumidor está obteniendo la satisfacción de su necesidad tanto física como emocionalmente. Por eso mi llamado a la industria es que erradiquemos de nuestra jerga el “persuadir” y el “seducir”. No necesitamos ni queremos manipular a la gente para que nos compre un día, queremos ayudar a nuestros clientes a crear relaciones de largo plazo, queremos ayudar al target a encontrar esos productos con los que se vea identificado, para que procedamos con ética y con respeto en un mundo que tanto lo necesita, un mundo que no quiere ser seducido, un mundo que quiere ser conquistado.
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