En el intento por persuadir y seducir la mente del consumidor, la creatividad alcanza niveles exuberantes, haciendo uso de diversas estrategias; aunque cabe señalar, no todas de ellas se dirigen a la parte conciente o subconsciente de la mente del público. Sabemos que existe la publicidad subliminal, la cual, hace llegar mensajes ocultos a través de la mente inconciente, generando estímulos que no se perciben a simple vista pero de un alto impacto que logra cambiar comportamientos o ideales de quienes los reciben. Esto tiene una extensa historia desde 1957, año en que James Vicary hizo uso por primera vez de este tipo de estrategia al introducir los mensajes: “Eat Popcorn” y “Drink Coca – Cola” en un largometraje en Nueva Jersey. Pero en esta ocasión mi punto no es tratar la historia e implicaciones de lo subliminal, pues como publicistas o involucrados en el marketing tenemos noción de ello. Sin embargo, en una de mis clases del diplomado, me hizo ruido el comentario de uno de mis profesores al referirse a este tema con un argumento interesante: “no existe la publicidad subliminal pues cuando la descubres, ésta deja de serlo” En ese aspecto habrá opiniones totalmente de acuerdo y otras que difieran del concepto, no obstante, en lo personal pienso que la publicidad subliminal está fuertemente determinada por un nivel cultural. Con esto me refiero al nivel de conocimiento previo que cada persona tiene como antecedente formando parte de su intelecto. Los mensajes subliminales transmitidos por medio de diversas ejecuciones ya sea en audio o video, solo pueden ser descubiertos por tres canales: si alguien te lo hace notorio, si eres muy observador o si tu cultura general es muy amplia. Éste ultimo término es un factor que permite darte cuenta de muchas cosas y un ejemplo de ello es el famoso caso de la bebida energética Monster. Comenzando por el logotipo, mismo que, no es una “M” como la mayoría solía pensar. Una mujer argumenta que “se trata de la grafía hebrea vav, el cual, en su escritura es el número seis por lo que si la vav se repite tres veces, da como resultado el 666 que esta relacionado con el número de la bestia” Además, señalo que “el eslogan de la bebida, Unleash the Beast, fomenta la idea de desatar al a bestia” por lo que ella está convencida de que todo esta relacionado con satanás y lanzó su teoría al mundo donde muchos la apoyan. Si se toma el ideal que mi profesor plantea, en este caso, el concepto de la bebida dejaría de ser subliminal pues ya esta expuesto a la luz pública. En mi teoría, el hecho de que el mensaje haya sido descubierto no cambia la acción, es decir, el mensaje sigue ahí, tal vez ya tienes noción de lo que significa pero no puedes negar que la intención con que fue realizado sigue presente e incluso, impactando al resto de la población que no se ha percatado. Y así se puede hablar de una gran cantidad de ejemplos, algunos muy comunes como el de los cigarros Camel o los controversiales temas ocultos detrás del logo de Coca – Cola. Lo cierto es que, a pesar de que sea descubierto el mensaje, la gente se ha familiarizado tanto con el tema que lo ve como algo cotidiano, ya no le teme a lo subliminal, a otros se les hace graciosa y solo existe una minoría que realmente se indigna. Mi pregunta al inicio fue, ¿realmente existe la publicidad subliminal? Considero que sí y una manera muy eficaz de estar preparados ante cualquier ataque que pueda manipular nuestro inconciente es muy simple: lean y nunca dejen de aprender nuevas cosas. Con el exceso de acceso a la información tenemos herramientas de sobra para ampliar nuestro conocimiento al punto de, hacer de la publicidad subliminal, un mensaje de decisión no de imposición. Imagen por iStock
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