La semana pasada tuvimos una pequeña reflexión que invitaba a despegarse de lo cotidiano y abrumador que puede llegar a ser el uso constante de la creatividad y sobre la forma en que es malinterpretada en varias ocasiones el marketing y sus atributos, recordamos un poco sobre su naturaleza como herramienta de la comunicación y esta vez te compartimos la continuación de las ideas pendientes: “Si la mercadotecnia no es ciencia, es porque no hay reglas…” Una de las características de la mercadotecnia, es que no tiene línea científica alguna que encause la imaginación ni la creatividad, sin embargo, estudia a las personas en distintos escenarios que pueden ser íntimos, sociales, laborales, ideológicos, queremos comprender tanto sus realidades que para que eso suceda deben intervenir todas las bases sólidas del conocimiento posibles que nos guíen con objetividad. Acercarnos a la mayor cantidad de ramas de la ciencia para tomar una decisión o para entender un fenómeno, nos hace aterrizar en un campo de estudio diferente cada vez y se convierte en una forma muy sana de ampliar el horizonte de nuestros conocimientos, cada nicho de mercado es tan diverso y aislado a la vez que es necesaria la comprensión de su naturaleza desde varios ángulos. La mercadotecnia no pretende vender, no pretende posicionar, no pretende hipnotizar a una audiencia con un producto ni fanatizarla, la mercadotecnia es un cúmulo de herramientas de alto impacto que funciona como una fuerza de empuje hacia el cumplimiento de cualquier tarea, nos da la libertad de ser creativos y su diversidad nos permite traer a la realidad hasta la más extravagante idea, por eso aplica en tantos rubros de una sociedad, por eso existe el marketing político, marketing tecnológico, marketing de salud, marketing ambiental, marketing social, marketing deportivo, marketing informativo, marketing digital, la lista sigue y siempre que la sociedad evolucione en su desarrollo habrán nuevas áreas en las qué aplicar estas herramientas, porque nosotros no descubrimos la mercadotecnia como tal, nosotros migramos nuestra capacidad analítica y de resolución de problemas hacia este campo y la mezclamos con la creatividad, el arte, con varios atributos de la expresión, lo que nos da la capacidad de transformar la realidad y también la obligación moral de hacerlo para bien. “La mercadotecnia sólo busca un cambio de conducta” No es reciente el interés por el estudio de las emociones y la psicología, el neuromarketing aún sigue ganando terreno y cada vez se presta más atención al estudio de las inteligencias y las habilidades metacognitivas, la mercadotecnia intenta acercarse más y más hacia una comprensión natural de la conducta humana para estimularla, para potenciarla, pues para que una conducta sea aprendida debe ser reforzada, y es el contacto frecuente con estas experiencias positivas lo que crea una relación especial entre un concepto y otro, aún sigue siendo necesario un equilibrio moral y sensible que reúna los esfuerzos de una ideología de marca bien elaborada para enfocarlos al desarrollo de la fidelidad de las personas hacia esta, pues siempre responderán de manera positiva si el beneficio puede llegar a ser tan natural como descubrir algo en ellas mismas o sobre el mundo que les apasiona. La esencia de la mercadotecnia nos ha acompañado desde siempre si nos alejamos del terreno mercantil y la consideramos como una forma organizada de resolver problemas, como una extensión de la voluntad humana, se aprecia desde tantas perspectivas diferentes que podría decirse que tratar de definirla sería como definir un concepto igual de abstracto que el arte o el existencialismo, y es justo eso lo que la vuelve tan natural que seguirá evolucionando junto con nosotros y acercándose cada vez más de manera creativa a lo que nos vuelve seres humanos. AUTOR Daniel Damartelo Experiencia en ventas, coordinación y diseño de proyectos, redactor y corrector de estilo, enlace y medios, filósofo del marketing y la psicología, guitarrista pragmático y poeta escritor de vez en cuando. @MarketDoTecnia1 Imagen cortesía de iStock
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