Ayer la cuenta de Twitter de Telcel tuvo un repunte monumental en notoriedad y engagement; todo gracias a un tweet en donde el CM se quejaba de estar siendo trolleado por algunos usuarios. Pasó de tener en promedio 5 retweets y 20 corazones a 558 retweets y 665 me gusta. Es verdad que había un cierto nivel de trolleo con preguntas y reclamos que no tienen nada que ver con la marca, por ejemplo “las fotos de mi teléfono son feas, no trae Photoshop” y en algún momento el CM se hartó y ¡reveló su identidad secreta! Algo que se supone que los community managers nunca de los nuncas deben hacer, porque quien habla en redes es la marca. El juego siguió y, la verdad sea dicha, Eder Logu fue muy creativo y divertido al responder cualquier cantidad de dudas y reclamos absurdos sobre Telcel y sus teléfonos. No tengo idea de cuántos seguidores ganó Telcel (o Eder) en este ejercicio, pero me queda claro que se le dio una muy feliz refrescada a la comunicación de la marca: se volvió ágil, divertida, fresca y un poco irreverente. Atributos que desde mi punto de vista le hacen mucha falta a la marca. Sin embargo eso que vimos ayer y con lo que nos divertimos un rato no es Telcel, la marca no habla de esa manera, no tiene este sentido del humor tan fresco; más bien es aburrida, corporativa y agresivamente vendedora. En este sentido me pregunto si a la marca no le convendría cambiar radicalmente su personalidad y estrategia de marca, después de ver a tantas personas identificarse y engancharse e interactuar tan intensamente en cuanto se volvió cercana y amable. Hay mucho que aprender en este caso. Si te gustó este artículo compártelo, si no te gustó coméntalo.
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