El publicitario es un mercado altamente saturado, en el que destacar es complicado y hacer que nuestras ideas se escuchen y valoren puede parecer imposible cuando nos incorporamos a una agencia. Aunque cuando te planteen el proyecto para el que hay que trabajar te sientas emocionado y se te empiecen a ocurrir mil ideas que en ese momento te parecen maravillosas, cuando ya tienes el encargo y te pones a investigar y a pensar en propuestas, son muchas las veces en las que todas esas ideas que parecían estelares explotan como pompas de jabón en manos de un niño. Cuando finalmente consigues dar con alguna idea de la que estés lo suficientemente seguro como para presentar al director creativo, pueden ocurrirte muchas cosas: que ya haya visto algo similar, que simplemente no le guste o, lo que es más aterrador: que no te escuche. Como os he dicho, pueden pasar muchas cosas, pero no todas tienen por qué ser malas. También puede ocurrir que la idea le convenza y consigáis que se lleve a cabo por primera vez un proyecto basado en una de vuestras ideas. O que aunque no le guste, si os ha escuchado y tiene interés en que aprendáis, os pueda dar una explicación de por qué no es una buena idea o algún consejo de cómo mejorarla para que sea factible. Y para que esto sea lo que ocurra, hoy os traigo algunos consejos que creo que debemos seguir para conseguirlo: Cada vez que creas tener la idea del siglo, investiga y asegúrate de que no exista ya ninguna campaña parecida. A veces puede dar la sensación de que hemos plagiado, o por decirlo de una manera más suave, de que nuestras ideas están inspiradas en otras campañas ya existentes. Sin embargo, pueden ser ideas que se nos hayan ocurrido a nosotros mismos. Las ideas son conexiones de conceptos ya existentes, de conocimientos que has adquirido a lo largo de tu vida (de ahí que para ser creativo sea necesario tener cultura y bagaje), por ello lo que ya se les ha ocurrido a otros se nos puede ocurrir también a nosotros aunque no lo hayamos visto antes. Cuando te ocurra esto, probablemente sea una experiencia dolorosa y frustrante, ya que aquella idea que tanto te gustaba y de la que ya te habías encariñado, se casó con otro antes y te dejó tirado. Desearás no haber investigado jamás, porque como dicen, “ojos que no ven, corazón que no siente”. Puede que incluso te plantees presentarla, con la esperanza de que aquella campaña no fuese muy conocida y de que a tu director creativo le guste, pero como os he dicho en otras ocasiones, hay que aprender a renunciar. Otro aspecto importante para que nuestras ideas sean escuchadas es exponer la información de manera clara y entendible. Esto nos puede resultar muy complicado si únicamente verbalizamos todo aquello que teníamos en la cabeza, ya que con la tensión del momento se nos pueden pasar por alto detalles importantes. A veces esa idea que teníamos tan clara en nuestra mente es complicada de expresar a alguien que nunca haya oído hablar de ella, ya que pasamos tanto tiempo pensando en ella y puliéndola que para nosotros ya es como de la familia, pero olvidamos que el resto aún no la conoce. Por ello es importante que para asegurarte de ser entendido, te apoyes en algún boceto, un cuerpo de texto aunque sea en formato borrador, un guión de todos aquellos conceptos y argumentos que quieres exponer o incluso una pequeña presentación digital. Respira hondo, muéstrate seguro y que no cunda el pánico. El momento de presentar nuestras propuestas puede ser un momento de tensión y nerviosismo, y esto puede llevarnos a hablar excesivamente rápido y mostrarnos alterados. Estas son actitudes que despistan al receptor del mensaje y que incluso pueden ponerle nervioso o irritarle. Si quieres que tus ideas sean escuchadas, es comprensible que no puedes exponerlas confusa y atropelladamente, ya que puede dar la sensación de que no sabemos de qué estamos hablando y nuestro discurso no resultará creíble. Para ello es muy importante que te sientas seguro con la propuesta que vas a presentar, que hayas preparado concienzudamente tu argumentario y que, como os he dicho antes, te apoyes en algún tipo de material o soporte que te permita expresarte correctamente en el caso de que los nervios te jueguen una mala pasada. Y si al final tu propuesta no es elegida, no desesperes. Genios de la publicidad ha habido muy pocos a lo largo de la historia de esta disciplina, sin embargo, gente con talento la hay a montones. Lo más probable es que tardes unos meses en conseguir que una idea tuya sea aceptada, sin embargo, de cada fallo que se comete se aprende una nueva manera de cómo no hacer las cosas, por lo que ya estarás un paso más cerca de la manera correcta de hacerlas. Para conseguir éxito es necesario entrenamiento, como nos decía Picasso “la inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando”. No te frustres y aprende a valorar lo positivo del fracaso, que es todo aquello que puedes aprender de él. Si es posible, cuando se apruebe la idea que se va a desarrollar para la campaña, pide que te la muestren. Si analizas lo que se ha hecho y por qué se ha hecho, quizás obtengas pistas de cómo tienes que empezar a hacer las cosas. Imagen cortesía de iStock
Comentarios