Hay dos realidades que se ponen de manifiesto actualmente en el mercado. La primera: tenemos consumidores más sensibles, más conectados y más informados. La segunda: Tenemos consumidores más distraídos. Al decir más sensibles me refiero obviamente a la parte sentimental, nos dejamos impactar por aquellos contenidos que llegan directamente al corazón, esos que nos despiertan emociones inmediatas y que nos mueven el piso repentinamente. Más conectados obviamente gracias a la tecnología, Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, Messenger, nos permiten estar “más cerca” de todos, sin importar dónde estemos. Más informados debido a la globalización, esa que no tiene fronteras, esa que nos da la inmediatez, esa que nos permite saber en tiempo real lo que sucede en cualquier parte del mundo. Pero todo lo anterior también genera la desinformación y la distracción, es decir, es tanto lo que hay sobre un mismo tema en la red, que no sabemos qué o a quién creerle, y por si fuera poco, andamos queriendo manejar y saber qué pasa en las redes al mismo tiempo, estamos sentados a la mesa comiendo, y queremos responder los mensajes pendientes o peor aún, esperando la respuesta de la gente sobre la foto del platillo que acabo de postear, ese que aún no nos terminamos y que no hemos podido disfrutar, pero que ya todos saben que estamos comiendo. Es decir, estamos distraídos. Entre todo esto las campañas y los contenidos deben estar más enfocadas a enamorar que a vender. Porque al final, al final quien enamora vende. Antes las marcas se dedicaban a construir una reputación, luego se dedicaban a vender, y una vez lograda la venta se desvivían por enamorar a los consumidores con promociones, regalos, beneficios, extras y todo aquello que ayudará a generar una lealtad y fidelidad del cliente con la marca. Hoy se ha invertido un poco la fórmula, marcas que han enfocado sus mensajes a enamorar y han triplicado sus ventas, mantienen felices a sus consumidores con el contenido, con el mensaje y ellos siguen comprando. Y como es Navidad pues la época es la ideal para que las marcas combinen los mensajes de amor, de felicidad, de compartir y todas esas cosas que arrugan el corazón, y así entonces sin necesidad de salir a vender, venden. Por eso, si quieres incrementar tus ventas en esta Navidad, primero enamora, luego vende.
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