Por estas fechas es muy viral la frase “¡este año se fue volando!”. Y no es que haya tomado Red Bull ni mucho menos, lo que pasa es que el afán de hacer múltiples cosas a la vez ha llegado a tal límite que hemos perdido la noción del tiempo. Las oportunidades pasan y ni las notamos. Las personas van cambiando y no percibimos tal acontecimiento. Nuestros hijos van creciendo y nosotros sólo notamos cuando la talla del zapato se incrementa mes a mes. Nuestra pareja siente que la rutina la agobia pero nosotros ni nos inmutamos para cambiar ese panorama. Nuestros jefes se aburren de nosotros pero estamos tan pegados al computador que ni lo miramos a la cara cuando le rendimos cuentas. De igual manera, nuestros clientes cambian y por ahí “medio” notamos ese cambio y creemos que es una “tendencia mundial”. Creemos que la vida es solo respirar y parpadear. Estamos convencidos que el mundo TIENE que girar en torno a nosotros y nunca adaptarnos a lo que nos imponen. Nos hemos vuelto tan narcisistas que simplemente YO va primero, YO de segundas y YO de terceras. Hemos cambiado tanto que no paramos por un momento, miramos a nuestro alrededor y notamos lo rico que es respirar y caminar tranquilo mientras vas rumbo a tu trabajo. ¿Cuánto demora eso, medio minuto? La sencillez de la vida radica en la contemplación absoluta de los pequeños detalles. No pretendamos hacer 10 cosas en una mañana, cuando hacemos sólo 3 y mal hechas. Concentrarse en un solo punto es cuestión de naturalidad, dedicación y paciencia. Si tenemos estas 3 variables siempre presentes, no vamos a volver a decir cada 31 de diciembre: “ESTE AÑO SE FUE VOLANDO”. Dediquemos más minutos a compartir nuestros planes en una charla con nuestros colegas y no en estados de Facebook absurdos. Ofrezcamos nuestros sacrificios por retos de nuestro equipo y no por caprichos personales. Consagremos nuestras actividades diarias como un ritual de mejora continua y no como algo que nos toque hacer. Este 01 de enero haz lo siguiente cuando vayas por la calle: PARA, MIRA hacia arriba, CIERRA los ojos y simplemente enaltece tu existencia ante la mirada de un azul profundo, aquel azul que nos arropa día a día pero nunca dedicamos nuestra inspiración para un plan de mercadeo sólido: aquel sol que día a día brilla, pero que nuestros problemas se convierten en barrera para no contemplarlo. Aquel ruido del reino animal que ameniza el ambiente para estar en sintonía con cada lluvia de ideas que tenemos en los comités administrativos. El año nunca pasa volando; los que “volamos” somos nosotros y por eso es que no nos rinde el tiempo y prometemos tantas cosas a nuestros clientes que poco nos creen. Dedícate tiempo y verás que si amas lo que haces, no trabajarás un solo día. Feliz año para todos y gracias por ser parte de la comunidad ¡ROASTBRIEF! Imagen cortesía de iStock
Comentarios