¿Qué es una dupla? Si recurrimos a la Real Academia Española para dar respuesta a nuestra pregunta encontraremos la siguiente definición: ”Dupla: Del lat. duplus.
- adj. p. us. doble (? que contiene dos veces una cantidad).”
Pero, ¿qué entendemos por dupla en el mundo publicitario? En Publicidad el significado que engloban las palabras “dupla creativa” va mucho más allá del simple hecho de contener dos veces una cantidad. Una dupla creativa son dos personas que se entienden a la perfección, se compenetran y saben lo que necesitan solo con mirarse. Ponen todas sus habilidades y talento conjunto al servicio de una agencia de Publicidad, para la que crean diferentes campañas. Tradicionalmente, uno se encargaba de la parte conceptual y de redacción y el otro de la parte gráfica y visual. Aunque esto ha cambiado sustancialmente en la actualidad: ahora, ambos concentran todos sus esfuerzos simultáneamente para dar a luz a una idea conceptual en la que se basará la campaña y todas sus piezas. Es en esta fase en la que se produce el publicitariamente conocido como “peloteo creativo”. No tiene porque darse únicamente entre un conjunto de dos personas, sino que pueden haber todas las personas que se considere necesarias, y consiste, básicamente, en el intercambio de ideas y en el desarrollo de éstas. Cada idea es un diamante en bruto, y solo puliéndolo mediante la reflexión, el intercambio y el feedback mutuo podrá ser un diamante reluciente de la más alta calidad. De esta manera, a partir de una idea individual y mediante el desarrollo y la maduración de la misma a base del trabajo conjunto, se llega a un concepto creativo en el que se apoyará cada punto de la campaña. En ese momento la dupla creativa se pone a trabajar: como he mencionado anteriormente, uno se encarga de la redacción y otro de la parte gráfica, aunque estas funciones pueden alternarse según el proyecto, o incluso realizarlas conjuntamente ambas personas o cada una de las personas que componen la dupla por su cuenta para después seleccionar una de las dos o combinar ambas en un nuevo copy o pieza visual. Por tanto, podríamos decir que las duplas creativas son una especie de matrimonio que con cada nuevo proyecto ve nacer a un nuevo hijo en forma de idea. Solo ellos dos, y en todo caso el cliente que pone marca al proyecto, son capaces de amar de una manera tan incondicional a su idea. Ellos dos la han visto nacer tímidamente de la nada, para después, poco a poco, ir haciéndola crecer y cobrar sentido hasta que se conceptualice y, finalmente, se materialice en una campaña publicitaria y en sus diferentes acciones y piezas. Es imposible no acabar encariñándote con tu dupla, con la que sin duda pasarás la gran mayoría de tu tiempo laboral, y con la que compartirás un sin fin de apasionantes ideas, de emocionantes proyectos y de locas anécdotas que son el resultado de una convivencia única y explosiva: la que surge de trabajar día tras día en creatividad con un compañero que nos comprende y complementa como si fuese nuestro hermano o nuestro más íntimo amigo. El destino pone a las duplas en nuestro camino de una infinidad de maneras diferentes. Cuando conozcas a tu primera dupla, probablemente ni siquiera sabrás la existencia de este concepto, ni mucho menos todo lo que éste engloba: este primer contacto se da, de manera habitual, en las Universidades. Es en este templo de conocimiento donde empezamos a calentarnos la cabeza para resolver los briefings que nuestros trabajos de clase nos plantean. Para ello, lo primero que se nos pide es que formemos grupos o equipos de trabajo, y solo así somos capaces de empezar a conocer realmente a nuestros compañeros y su forma de trabajar, para finalmente acabar conectando con un equipo de trabajo y, especialmente, con una persona con la que nos entenderemos de una manera especial, con la que conectaremos y el “peloteo” se producirá de manera automática y natural. Cuando somos conscientes de esta conexión especial, la confianza crece de manera exponencial, y esto crea un vínculo casi mágico, que permite dar pie a procesos puramente creativos en los que reina el pensamiento libre y no condicionado por la timidez, el miedo a equivocarnos o al ridículo y las imposiciones sociales. Solo de esta manera se puede dar pie a ideas realmente creativas, innovadoras, fuera de lo común y capaces de diferenciar a nuestros clientes, que es al fin y al cabo nuestro objetivo principal. Este es un precioso periodo para aprovechar esa conexión natural y que hemos sido capaces de descubrir a partir de trabajar con diferentes personas y decidir con cuál de ellas trabajamos mejor. Por ello, generalmente estas duplas que surgen espontáneamente aprovechan su talento común para presentarse a todo tipo de concursos para estudiantes y jóvenes talentos en los que disfrutan a través del aprendizaje y de la aplicación práctica de todo lo aprendido en las clases teóricas. Cuando acabamos nuestros estudios universitarios y damos un salto al vacío hacia el mundo laboral, probablemente nos encontraremos ante la siguiente situación cuando pongamos un pie en nuestra primera agencia: nos presentarán al equipo creativo con el que vamos a trabajar o a la persona con la que vamos a formar una dupla para resolver los proyectos que se nos asignen. Acostumbrados a la comodidad de trabajar con la dupla de nuestros sueños durante tanto tiempo y en unas condiciones tan favorables como son las universitarias, esta situación nos puede incomodar o causar cierto nerviosismo los primeros días, hasta que nos acostumbremos y empecemos a crear un vínculo de confianza con nuestros nuevos compañeros. Pero como ya sabemos, el ser publicitario, sobre todo el creativo, posee una tremenda e impresionante capacidad de adaptación al cambio, por lo que nos costará muy poco asimilar la situación y empezar a disfrutar de ella sacando el máximo provecho posible de la experiencia. Simplemente hay que tener paciencia y estar dispuestos a seguir desarrollando nuestra pasión publicitaria, ya que si algo tenemos asegurado es que sin ella jamás podremos alcanzar el éxito. Imagen cortesía de iStock
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