¿Qué debes saber para trabajar en publicidad?, esta aparentemente simple pregunta fue la que me inspiró a redactar este artículo. Aunque uno, para obtener el título, estudia materias de comunicación, diseño y mercadeo, un publicista adquiere conocimientos y experiencias con cada cuenta que pasa por sus manos. Un publicista es un ser humano que conoce de todo, aunque sea un poco. Es capaz de sentarse en una mesa a discutir sobre deportes extremos, culinaria molecular, historia del Tetris, poesía neozelandesa e incluso dar su opinión sobre qué material quedaría mejor para las cortinas de la sala. Elaborar comunicaciones para marcas de cervezas, de insumos para jardinería, la cuenta de una asociación de podólogos y una de espuma para colchones obliga a todo publicista a digerir y comprender mucha información de distintos mercados en poco tiempo. Esta recepción y decodificación constante de información llena al publicista de conocimientos de todo tipo que le son útiles en su día a día. Por lo tanto conoce perfectamente como son las etapas de fermentación de una cerveza lager, sabe que para sembrar un bonsai es mejor utilizar arena gruesa, que la onicocriptosis es mejor tratarla con cremas humectantes de sábila y que si se quiere un colchón con soporte lumbar, debe tener una espuma superior a 32. Supongamos que una agencia consigue la nueva cuenta de una inmobiliaria que ya lleva tiempo en el mercado. Inmediatamente empieza a recibir briefs con problemas que deben ser resueltos rápidamente, mientras tanto el creativo es bombardeado de información, datos y cifras, para comprender el mercado en el que compite la marca. Posteriormente deberá analizar referentes del mercado local e internacional en esa categoría para terminar haciendo campañas exitosas. Todo este proceso enriquece al publicista para su vida laboral y privada. Un publicista debe “cambiar de chip” constantemente, es decir, en un día puede estar en varias reuniones con ejecutivos de marcas totalmente distintas y debe acomodarse y prepararse para cada una como si fuera la única de ese día. Tratando de obtener toda la información posible, ya que en publicidad información es igual a poder. Por todas estas razones es que a un publicista le es igualmente útil ver la nueva película de Tarantino, visitar una galería de arte abstracto, recorrer el jardín botánico o jugar un videojuego sobre la edad media. Todas estas actividades lo llenan de referentes y conocimientos que probablemente le serán útiles en alguna campaña más adelante. Es un collage humano de conocimientos, porque así lo requiere su trabajo. Imagen cortesía de iStock
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