Solo en este país, nos podemos dar el lujo de restar valor a lo que más nos ha costado ganar a base de esfuerzo dedicación, entrega, pasión y vida misma, el reconocimiento legal de un oficio. Ya hace unos artículos atrás, obviamente en mi casa Roastbrief, referí la importancia de llamar a las mujeres y hombres de México por su nombre, maestros a aquellos que tienen maestría, doctores a los que alcanzaron ese título y hasta en lo social esposos a aquellos se han asignado un acta de matrimonio y están legalmente unidos, porque por mas amor a un hijo se le reconoce, registra y se la da los apellidos, para que realmente sea legítimo. Este lunes 8 de febrero, en el Diario Oficial de la Federación, una noticia ha dejado en vilo a una de las profesiones medulares de la comunicación y la publicidad en México. La eliminación del certificado de locutor deja en un estado total de indefensión a ese título ganado con esfuerzo y dedicación, a todos los dedicados al arte de manejar la voz no solo en cabina; pone en bandeja de plata la irresponsabilidad de los directivos de radio neófitos en la comunicación e inexpertos en la gran responsabilidad de cuidar lo que al aire se trasmite, por empelar materia prima humana barata sin el compromiso de actuar con legitimo apego a las bases de una Ley Federal de Radio y Televisión que se queda acéfala y lastimada; una ley que ya de por sí no se respetaba desde hace muchísimos años. Fue en el sexenio de Vicente Fox, quien el mismo honró a este papel, al tramitar en la Secretaria de Educación Pública su certificado para estar conforme a la ley y poder llevar a cabo su programa radiofónico, FOX CONTIGO. Y ahora, es este sexenio donde se le da la estocada a tan noble y necesaria profesionalización de un trabajo que si de por si es mal valorado hoy cualquiera dirá que lo es. La Ley Federal de Radio y Televisión en su Título Cuarto, Capítulo Quinto, artículo 84, establecía que: “en las transmisiones de las difusoras solamente podrán laborar los locutores que cuenten con certificado de aptitud”. Hoy solo queda en un recuerdo triste y amargo. Las preguntas obligadas: ¿Que van a defender ahora los sindicatos? ¿De qué sirven las asociaciones del gremio? ¿Quién pondrá orden al respecto? ¿Desaparecerán los apercibimientos por parte de gobernación? ¿Qué sigue, la radiodifusión sin necesidad de concesiones otorgadas por la Secretaria de Comunicaciones y Transportes? Porque eso sería lo lógico al restarle valor al oficio. México está en involución total. ¡Las voces certificadas estamos de luto! ¿Cree exagerado el articulo? Solo preguntaré algo. ¿Se dejaría operar por un médico sin cédula ni título? Imagen cortesía de iStock
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