Una de las mayores cualidades que tenemos los publicistas es nuestra capacidad de crear cosas innovadoras partiendo de una estrategia, todo eso en milisegundos que estallan en nuestra cabeza y maquinan una gran campaña, el reto está en bajar todo eso al papel, a una gráfica o a un texto inspirador. Por eso nuestra mente decide procrastinar un poco y llevarnos a soñar despiertos. Todo comienza con una pregunta: si yo fuera el target, ¿qué quisiera que la marca me dijera? Algo no tan fácil de responder, ya que no todo el mundo piensa igual y cada persona es diferente. Empiezas a pensar en cada persona que compra o compraría el producto, en su aspecto, su rutina y su forma de pensar. Piensas en la mejor forma de comunicarles que merecen algo mejor que solucione algún problema en su vida, en que quisieras decirles que la vida es muy corta y que este producto es la solución a las pequeñeces que presentan y que en realidad no importan, y terminas pensando en lo que en realidad es la vida. Te haces premisas filosofales que te llevan a un círculo vicioso que amarra todo lo que significas para el mundo y lo que éste significa para ti. Te involucras a tal punto que ya no hallas la salida a una pregunta existencial y piensas en tu verdadera misión en la vida. Replanteas tu futuro, tu presente y tu profesión, te preguntas si esto en realidad es lo tuyo, si deberías dejarlo todo e irte de viaje a salvar animales en peligro, a ayudar a alguien que lo necesita, a dormir todo el día o simplemente a perderte en el mágico azul del cielo. En ese momento ya estás volando y te encuentras con nubes que te hablan sobre ti, sobre lo que has hecho en la vida, sobre lo que te hace feliz y sobre el verdadero significado de la felicidad. Ya no hay nada que hacer, te encuentras en un punto incierto y ya han pasado cierta cantidad de días desde que te hicieron la solicitud… De repente una rápida caída te despierta y ¡BINGO! Encontraste la forma de resolver la campaña, lo de la vida lo dejas para otro día. Finalmente así es como se nos presentan las ideas, procrastinando y cuidando los tiempos, siempre teniendo en cuenta el deadline y potenciando cada detalle al máximo para que cualquier persona del target experimente un éxtasis al ver la campaña y se motive a la compra. ¿Te ha pasado? Ese es mi diario vivir, solo que al trabajar en una agencia BTL mis deadlines son cada vez más cortos, o como dicen los ejecutivos: “de ya para ya”. Feliz martes de ideas 😀 Imagen cortesía de iStock
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