Esta no es una simple epístola que redacta las maravillosas características de nuestra profesión, tampoco un poema que expresa la belleza de la creatividad y mucho menos un saludo cordial a todos los clientes que creen saber hacer mejor las cosas que nosotros. Esta carta es para ti, un ser humano que decidió tomar el camino difícil de hacer la vida de las personas más fácil a través de algo que llamamos publicidad.Anteriormente he hablado de la importancia de ser muy responsables con el trabajo que cada día realizamos, así como la responsabilidad que exige el llevarlo a cabo, pero el día de hoy me acerco a ti no solo como un colega sino como amigo y te pregunto ¿Acaso soy el único que ve cada día que la Publicidad está dejando de ser buena? No tienes que contestar inmediatamente, la verdad es que diariamente volteo a ver el trabajo que nosotros realizamos y no sé tú pero yo no estoy contento con lo encontrado allá fuera, probablemente insatisfecho lo definiría mejor. La realidad es que nosotros mismos estamos matando nuestro negocio lentamente, parece que de pronto decidimos ver quién puede poner la primera bala para disparar en contra de los demás. Duele reconocer que no se trata de mirarnos y decir netamente que vamos a jodernos unos a otros, pero si es importante reconocer que por cada uno de nosotros que rebaja nuestro trabajo hay otros tantos que nos vemos afectados por esa misma acción. Formar parte de esta industria no se trata de hacer solo campañas bonitas, sino de realmente hacer campañas creativas capaces de cambiar a nuestra sociedad, de generar un verdadero valor agregado que ponga el nombre de nuestra industria en alto. Con confianza ¿Qué carajos estamos haciendo con nuestro negocio? Porque cada día veo más de lo mismo y lo mismo, mensajes que son una copia de lo hecho hace 3 décadas, mismos formatos de arte bajo los copys que se llevan vendiendo toda la vida. Sé muy bien que no solo depende de nosotros pues enfrente tenemos algo llamado clientes, pero de lo que si me atrevo a responsabilizarnos es de no convencer a nuestros clientes de afrontar nuevos retos, de creer en nuevas ideas, de arriesgarse a hacer algo diferente. El miedo de los clientes siempre estará presente, sacarlos de su zona de confort es nuestro trabajo y si no lo pensamos así entonces creo que muchos estamos equivocados en haber escogido este camino de vida; de por sí ya es muy complicado con estar regalando nuestro trabajo en cada pitch así como ser parte de los procesos de selección como para venir a ofrecer lo mismo de siempre. Esto lo digo en un ambiente de urgencia creativa en el cual estoy convencido que la única forma de pedirnos a nosotros mismos que respetemos nuestro trabajo es exigiéndonos mutuamente con el trabajo que realizamos. Aunque muchas veces creo que todo esto también viene por el miedo de las agencias por conservar a sus clientes tradicionales que facturan una gran cantidad de dinero y mantiene a flote el negocio, también entiendo que hay que llevar el pan a la mesa cada día, pero sería importante que nos sentáramos un momento a pensar a cambio de qué lo estamos haciendo, porque el hambre no debería ser únicamente en el estómago sino también en nuestra mente. La realidad es que gran parte de lo que vivimos es consecuencia de nuestros mismos actos porque también nos acostumbramos a hacer las cosas de la forma más fácil; muchos pueden llenarse de orgullo al decir que son parte de la industria creativa y no sé qué tanto pero la realidad es que muy pocos tienen el carácter para llenar esos zapatos y no hablo por mí que aún tengo un camino muy largo por recorrer. Hoy quiero tener un entorno lleno de orgullo publicitario, de alta competencia creativa, porque no solo lo creo sino estoy convencido del poder de la publicidad en nuestra sociedad, por ello mismo de publicista a publicista te pregunto ¿Estás listo para hacer la diferencia?
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