Y sigue el debate de las agencias de publicidad. Que las agencias esto, que las agencias aquello. ¿Cuándo vamos a reconocer la realidad? Trabajar en una agencia de publicidad es como sacar a pasear un perro muerto. Lugares que ya no saben qué más inventar para no hacer los cambios necesarios. Líderes que cada día ganan más. Talento que cada día gana menos. Sistemas de retribución de una época ya pasada. Que están forzando las estructuras al límite de la implosión. Métricas prostituidas. Hemos liberado los leones que caminan sueltos por las calles. Por qué nos asombra que se estén comiendo a las personas? Curiosamente todo esto ocurre en el momento más promisorio para nuestra industria. Cuando la tecnología nos ofrece cada día más posibilidades de comunicación entre personas. Inventemos un nuevo sistema que convierta en obsoleto al modelo actual. Ya se ha dicho antes: innovar es desafiar lo que damos por sentado. Que vuelva la ilusión por ir a trabajar rodeado de talento. Cuanto más diverso mejor: ellos verán cosas que vos jamás serás capaz de ver. Que seamos capaces de trabajar más en equipo con los clientes. Haciéndolos participar más del proceso. Menos reuniones estilo presentación de blockbuster de Hollywood y más trinchera, más cuerpo a cuerpo, más mano a mano. Que vuelvan las estrategias geniales, simples, claras y contundentes. ¿Cómo se puede hacer comunicación trabajando en silos incomunicados? Para hacer comunicación líquida hay que partir de presupuestos líquidos. Que vuelvan las ideas pequeñas con efectos inmensos. Que los chicos nuevos nos miren como a un faro. Que vengan a mejorarnos. Que hagamos más. Mucho más. Nuevos formatos más frescos, más sueltitos. Mierda, me salió casi como un manifiesto. Perdón. Lo único que quería compartir es que este laburo está buenísimo si lo haces cómo y con quién te gusta trabajar. Tu trabajo de hoy, ¿te recuerda la emoción por la que te dedicaste a esto?
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