Seguramente ya hemos leído varias frases de famosos afirmando que el error es sano, que equivocarse no es malo, que de los errores se aprende. Pero es importante entender que en el ámbito creativo-publicitario en el que nos desarrollamos a diario, estos errores pueden llevar a una persona creativa a su esencia real, pensar diferente.Supongamos que nos encontramos en una reunión trabajando y pensando en una nueva campaña para alguna marca, básicamente brainstorming. De repente algún creativo entiende mal o malinterpreta uno de los puntos del brief ocasionando que sus ideas no vayan alineadas con las del resto del equipo, proponiendo ideas totalmente inesperadas y fuera de lo común. Este pequeño “inconveniente” suele ser realmente valioso para la producción creativa, ya que el error, más que una equivocación es una alternativa a lo esperado, es ese “espera, de pronto eso nos sirve” que tanto se necesita en la creatividad. El error creativo sin lugar a dudas puede solucionar distintos tipos de problemas, simplemente cambiando la perspectiva con la que se está abordando el problema. De esta manera se logra explorar un nuevo abanico de posibles soluciones y alternativas que nos desvían de la lógica original, común y esperada (Pilar esencial de la publicidad). Un famoso ejemplo de un error que resultó creativo y mejoró aún más la historia ocurrió en Cenicienta, donde el escritor había determinado que las zapatillas del personaje debían ser de “Vaire” (U tipo de cuero), pero debido a un error en la escritura se convirtió en “Verre” (Cristal en francés), dándole mucho más sentido a la obra y al personaje de princesa. Los niños son la fuente eterna de errores creativos, todas las agencias deberían tener uno como mini practicante. Simplemente con que un niño en vez de decir McDonald’s, diga “Madonas” puede desarrollarse toda una campaña publicitaria hecha por niños y cuyo target sean los niños. O que en vez de decir “quiero jugar Lego”, diga “quiero jugar luego”. Pero a pesar de todos estos nuevos discursos que han surgido respecto a no castigar a las personas que se equivocan, la sociedad actual sigue estigmatizando y señalando a los que nos equivocamos. Es por esto que desde la escuela asociamos el error como algo malo. Error fatal que inhibe a las personas y deteriora el músculo creativo de cada uno. En conclusión, como dijo Albert Einstein, “quien nunca ha cometido un error, nunca ha probado algo nuevo.” Y como afirmó Thomas Edison, “no he fracasado. He encontrado diez mil formas que no funcionan”. Siempre debe haber espacio para equivocarse. Imagen cortesía de iStock
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