Posiciones de poder con nombres ostentosos, hay muchas. Si son en inglés, mejor; más se “descresta el cristiano”. Las agencias de publicidad no son ajenas a esta cargante costumbre. Con normalidad escuchamos galimatías como Total Work Director, Project Analyst Management Supervisor, Digital Territory Account Copywriter, entre otros adefesios. De hecho, son tan intrincados los nuevos cargos, que en las tarjetas de presentación la única salida es recurrir a los más dolosos acrónimos: Juan Pérez, TWDP; Manuel Arboleda, SEO-CIDG; Alejandro Camelo, HP-CIDC Global 360°. También he visto, entre algunos clientes esta odiosa tendencia, que parece confirmar una máxima: entre más intrincado y anglosajón sea el nombre del cargo, menos poder de decisión tiene el personaje que lo ocupa. He notado, y estoy seguro de que ustedes también han tenido que pasar por innumerables procesos de aprobación a lo largo del organigrama de la compañía hasta llegar a la persona que realmente toma la decisión de ejecutar o no. “Me gusta mucho tu campaña, voy a socializarla con el RDIC Latin América, y te cuento”. Luego de que don RDIC Latin América, hace sus ajustes y aportes correspondientes, viene la otra reunión con el CRO Global Partner Associate y luego con el CFPAO Global, y así… De reunión en reunión y de feedback en feedback, hasta que llega uno por fin ante el ansiado CEO, el ‘dueño del letrero’, ante Pluma Blanca. Usualmente, ‘El Doctor’ tiene un criterio absolutamente opuesto al de sus colaboradores, quienes en esa reunión, sufrirán un ataque de amnesia selectiva en lo referente a sus “aportes” a la campaña. Tras los acordados ajustes, es hora de tomar la decisión. ¿Sí o no?, el atribulado CEO mira una y otra vez los artes, su Mont Blanc gira juguetonamente entre sus dedos, mientras dubitativo piensa qué más puede alterar de uno de los artes. Finalmente y mientras Anita, la señora de los tintos, está sirviendo la segunda ronda de cafés, el cano jefe exclama: —Si le gusta a Anita y ella lo entiende, ¡aprobada! Anita, que no entiende qué es lo que está pasando, toma los artes como cualquier director de arte y con copiosa atención trata de descifrar el mensaje codificado entre recursos retóricos e imágenes sugestivas. Al cabo de unos cuantos minutos me sonríe solidariamente y dice: — No entendí mucho, pero los muñecos están súper bonitos. Imagen de portada cortesía de iStock
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