Casi nadie recuerda hoy a The Mego Corporation, pero fue el fabricante número uno de “action figures”, esos atractivos muñecos coleccionables basados en personajes de cine, TV, cómics, etc. La compañía se fundó en 1954 pero en los años 70 cambió su dirección y se hizo famosa por sus figuras con partes intercambiables; entre ellas, superhéroes de Marvel y DC, y la línea de “Micronautas”. Los juguetes medían 20 centímetros, estaban realizados en tela, y el 60% de ellos se fabricaba en Hong Kong. Los directores de Mego se dieron cuenta del mercado que tenían a su disposición y comenzaron a asegurarse los derechos de series y películas: El Planeta de los Simios, Star Trek, El Mago de Oz, Tarzán, entre otras. Las primeras dos probaron ser las más populares, e inspiraron el crecimiento de Mego y de la industria en general. La empresa era conocida por las lujosas fiestas en las que presentaba sus nuevos productos, sobre todo por aquella en la que debutó la muñeca de Cher, la más vendida en los EE.UU. en 1976. Entonces llegó Star Wars. La opción lógica para los responsables de la película era acudir a Mego para que realicen los juguetes. Pero el presidente de la empresa, David Abrams, dijo que no. Dijo que no. Su argumento fue que “si Mego se ponía a hacer juguetes para cada película de ciencia ficción clase B que se estrenara, la empresa iba a terminar en bancarrota”. Al principio esta decisión no pareció tener consecuencias para Mego, porque la línea de los Micronautas se vendía muy bien. Pero, desde luego, Star Wars se convirtió en un éxito descomunal y sus juguetes comenzaron a venderse de manera increíble. La empresa encargada de fabricarlos fue Hasbro, que hizo las figuras más pequeñas (poco más de 10 cm) y totalmente de plástico; este método se transformó en el estándar de la industria. Ahí fue cuando Mego se percató de su error de apreciación, e intentó repararlo metiéndose en todos los proyectos de ciencia ficción que encontrara, incluyendo “Moonraker” (de James Bond), “Buck Rogers en el Siglo 25”, “The Black Hole”, “Star Trek: The Motion Picture” y “Logan’s Run” (conocida en español como “Fuga en el Siglo 23”). Las figuras de Mego eran de mejor calidad que las de Hasbro, pero ninguna de esas películas fue tan exitosa; peor aún, “The Black Hole” fue un fracaso resonante. Los de Mego, desesperados, empezaron a invertir en electrónica ya que pensaban que era el futuro de los juguetes, pero las “action figures” siguieron y siguen dominando las preferencias de los chicos, por lo que las inversiones no fueron redituables. Finalmente, la compañía presentó la quiebra en 1982 y desapareció al año siguiente. Aunque en realidad no desapareció del todo: hoy existe un Mego Museum, que expone los clásicos juguetes, y la llamada Mego Meet, una convención anual de coleccionistas. Según dicen, una oportunidad es lo único que parece más grande a medida que se aleja. El caso de Mego es el mejor ejemplo de que esta expresión es cierta. (Fuentes: oneperfectshotdb.com, Wikipedia)
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