Si leíste realidad virtual y pensaste en Pokemon, bienvenido. Te invito a subirte al «tren del mame». Hablemos de Pokemon Go, de las maravillas de la marca, del efecto nostálgico que trajo consigo al ser un concepto que marcó una generación, y que ahora no solo capta la atención de los Millenials, gracias a su hiperconexión con el usuario. Debemos dejar claro que esto de la realidad virtual ya existía años atrás, recordemos“Virtual boy” con su primer juego de Nintendo en 1995 -que se caracterizaba por colocarte unas gafas o casco que ampliaba tu ángulo de visión creando la sensación de estar dentro de la escena, generando un espacio 3D en tiempo real-, o más recientemente «Ingress» de la misma compañía desarrolladora de Pokemon Go. Hoy la realidad virtual ofrece un futuro sublime. Por poner un ejemplo, NBC proporcionará 85 horas de programación en realidad virtual durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro a usuarios de Samsung – un hito en la historia – . O qué tal la propuesta de la compañía energética E-ON y la Federación Sueca de Natación, quienes crearon una terapia para el temor al agua, puesto que uno de cada cinco niños no sabe nadar en aquel país. Ante todos estos cambios, ¿qué futuro le esperara a la publicidad? En primer lugar, imagina capturar un Pokemon en Starbucks. Realidad virtual a favor de las marcas. Activaciones, terapias, contenido, livestreaming, redes sociales, videos 360, gafas VR personalizadas, desarrollo de software y Apps con realidad virtual «freemium». En fin, publicidad virtual totalmente inmersiva y experiencial. La realidad virtual bien hecha puede ser fuente de toneladas y toneladas de diversión, entretenimiento, patrocinios, product placement; de un buen engagement. “El mundo está conectado y asá queremos que se quede”.
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