Muchas situaciones de nuestro diario vivir nos generan miedo: despertar en un lugar desconocido, tomar un taxi con un conductor cuyo rostro sea agresivo, caminar por la calle pensando en que en algún momento un vehículo podría arrollarnos, no expresar nuestros sentimientos a la persona que amamos e incluso no aportar ideas creativas en nuestro trabajo por temor a ser objeto de prejuicios. El miedo es un sentimiento que permanentemente ronda nuestra cabeza. Normalmente, los seres humanos estamos en una zona de confort en la cual queremos que nada cambie y que la vida continúe, ya que hemos alcanzado los objetivos deseados y sentimos que si hacemos más, podríamos entrar a un territorio desconocido, lo cual, genera inseguridad sobre nuestra estabilidad venidera. En temas de gestión de negocios, la emoción predominante en el cerebro de un emprendedor es de temor; ocupa el 78% de sus pensamientos. Riesgos financieros, posibilidad de fracaso antes del tiempo estimado, posible pérdida de tiempo y quizá una oportunidad que “hubiéramos invertido en otra cosa” son las premisas más frecuentes que las personas comentan antes de iniciar un proyecto nuevo. Pero, ¿por qué lo hacen? Sencillo: ¡MIEDO! La ruta neuronal de la sensación del miedo en nuestro cerebro es la siguiente: Cuando desconocemos un tema y no sabemos cómo manejarnos en él, se genera una percepción de INCERTIDUMBRE. Cuando esto pasa, recobra en nosotros el TEMOR, ya que permitimos que los pensamiento negativos pesen más en la balanza emocional que una buena actitud. Cuando nuestra mente asimila tal situación, genera un BLOQUEO, en donde el mismo cerebro activa los mecanismos de supervivencia. Cuando se llega a este punto, la RAZÓN pierde cabida en el hipocampo y es donde el INCONSCIENTE se convierte en nuestro nuevo “jefe”, quien percibe la información y permite que el efecto invada y bloquee la CORTEZA PREFRONTAL, obteniendo como resultado una CONDUCTA DESORGANIZADA y una DESTRUCCIÓN TOTAL DE LA MOTIVACIÓN. Cuando racionalmente no hay nada más que hacer, sólo restan 3 tipos de órdenes que genera como mecanismo alterno: HUIDA, ATAQUE O BLOQUEO. Pongamos un ejemplo: La huida pasa cuando sales corriendo al ver que 3 tipos armados salen de la nada y te amenazan con un arma. El ataque pasa cuando te enfrentas a estos 3 tipos armados y defiendes lo que tanto te ha costado (aplica sólo si eres cinturón negro o un maestro Yoda). El bloqueo pasa cuando te quedas pasmado mientras que obedeces a las exigencias que los sujetos dicen. Cualquiera de las decisiones que tomes conlleva un riesgo. El cerebro activa su sistema de alerta y se prepara en cuestión de microsegundos para reaccionar. Eso mismo pasa si nos vamos a otro contexto. Tenemos un audaz personaje que desea iniciar su propio negocio. Trabajó por muchos años en una pastelería y quiere ser independiente. Se asesora, busca aliados estratégicos y establece la ruta a seguir. Cuando dará el paso final, siente miedo. Le produce terror la idea de invertir los ahorros de toda su vida en algo nuevo. Le genera pánico decirle a su esposa que saldrá de su zona de confort en el trabajo fijo de panadero por querer buscar una calidad de vida superior, pero a su vez, incierta. Se altera con el nuevo panorama de ser el jefe, ya que no sabe cómo llevar las riendas de un negocio y teme que tome malas decisiones. ¿Les parece conocido este escenario? Pues bien, es el mismo por el que pasa muchos emprendedores que día a día desean entrar en una zona de aprendizaje, llena de riesgos, obstáculos, enemigos y quizá sin garantías, pero, que si se llega a la cima del éxito, ya no habrá barreras mentales en su cabeza y el miedo pasará a un tercer plano. De vez en cuando el miedo motiva a romper esa barrera intelectual y conquistar ese reto que nosotros mismos nos imponemos. La mayoría de las veces, nuestro competidor más enrevesado es nuestro inconsciente, quien monta atmósferas subjetivas sin mayores fundamentos lógicos y por ser de naturaleza emocional, permitimos que esa sensación se apodere de nuestra mente, obteniendo como resultado, el abandono de la idea de negocio. Imagen cortesía de iStock
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