Si nos vamos a tiempos pasados, podemos observar que al elegir un producto o servicio nos basábamos en el precio o calidad. Hoy en día el principal valor del producto es la marca, y lo más interesante de esto es ese vínculo emocional que generamos con ella. Cuando compramos un producto, no solo lo compramos a él, si no te llevas toda una experiencia integral que nos hace sentir parte de un grupo determinado y de un momento importante.La marca además de identificar al producto, identifica también al consumidor; un ejemplo caro es: productos de belleza de un precio elevado en el que sus consumidores, principalmente mujeres son de un estatus socioeconómico de medio a alto, de tal manera que al utilizarlos identificas a las chicas como glamourosas y elegantes, o bien el delicioso café que desde que llegas hace que sientas que perteneces a la marca, y el cual está cuidadosamente diseñado para gente joven, creativa, y a quienes puedes identificar como “hipsters”. Es muy interesante decir lo siguiente: La marca no es un elemento que le aporta algo al negocio, sino que la marca es el negocio. Quédate con esta frase, y piensa si estás de acuerdo con ella, totalmente el negocio se encuentra en que mucha gente, por tendencia puede consumir tu producto, por el simple hecho de ser parte de la marca. “Me siento feliz de tener la marca”, “la marca me hace sentir importante”, “mi vida es ir a tiendas comerciales y hacer el shopping”, son muchas las frases que dice la gente con respecto a las emociones que les genera la experiencia de compra-marca y que les hace ser feliz. Entonces nos vemos inmersos en un mundo en donde el consumismo nos direcciona, nos facilita nuestra vida, nos hace pertenecer a un grupo determinado, mueve masas, y sobretodo genera emociones. Y lo anterior es todo el mundo mágico de una experiencia de marca, de vivirla, crearla, lograrla, transformarla, utilizarla, etc. Pero; ¿Puede la marca destruir mis emociones?; aunque no lo creas, claro que puede!, te pondré un ejemplo claro: Llegaste a una fiesta de un grupo popular de tus escuela, todos están tomando whisky y traen ropa que claramente se ve de “marca”, ¿Qué pasa contigo?, resulta que tu llevas los jeans viejitos que compraste en el tianguis, y encima de eso pides tomar el whisky mas baratito que encontraste, la gente te mira, te observa, e incluso quieren reír. En ese momento la marca que no traes contigo te destruye porque no estás siendo parte de ella, y aquella marca del whisky que elegiste te destruye porque a comparación del que toman tus “amigos”, es el menos costoso. Es ahí donde la marca destruye tus emociones, y sales del lugar avergonzado e incómodo. Este ejemplo quizá no sea el mejor, pero es muy simple darte a entender como todos somos parte de un cliché, de un estereotipo, de una imagen creada ¿Sabes por quién?,: por las marcas, y aunque ese no es el punto inicial de mis comentarios, te diré que es otro factor indiscutible para que tus emociones se vean transgredidas. Finalmente recalco que no es malo consumir, que no es malo ser parte de un grupo, que no es malo vivir la marca, lo importante es que tu experiencia sea la adecuada y realmente la disfrutes, que te lleves un producto de calidad y eso te haga sentir feliz, y ¿Por qué no?, que te crees una buena imagen de un buen producto, transformes tu elección a la mejor, y no destruyas tus emociones ni las de los demás, sea cual sea… la marca.
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