Publicista, escritor, ilusionista, dibujante, escapista, músico. Si hay una persona que se me ocurra que haya logrado sobresalir en casi todo lo que ha hecho, ese es Jim Steranko, un auténtico hombre orquesta de la creación de contenidos, con muchos talentos.
Con una biografía de película, Steranko había nacido bajo el signo de la pobreza. Envuelto en el peligro del penoso trabajo en las minas de su padre, aprendió y aplicó el arte del escapismo, haciendo exhibiciones públicas a lo Houdini a la temprana edad de 16 años. No se le resistían puertas, camisas de fuerza, cámaras acorazadas, grilletes, cajas fuertes, ni celdas, lo que aprendió la policía local de su ciudad natal, Shillington, Pensilvania, especialmente cuando fue arrestado a mediados de los años 50 tras hacerse con un gran botín de vehículos motorizados y armas de fuego que nunca tuvo interés en utilizar.
Comenzando la década de los 60, Steranko tocaba la guitarra en una de las múltiples formaciones en las que participaba, compartiendo cartel con Bill Halley, pasando a hacer trucos de magia con cartas, tema sobre el que escribió varios tratados. No tardó en entrar en el mundo de la publicidad, primero como freelance para una imprenta diseñando folletos, y posteriormente en una agencia anunciando con éxito todo tipo de productos.
En verano del 66, en busca de un nuevo reto en el que dejar huella, tras vender la idea de una serie para televisión a la Paramount, entró en contacto con Stan Lee, la cara de Marvel Comics. Sin cita previa, y sin un nombre aún en el mundillo, su carisma hizo que saliese del despacho de Lee con una colección propia, “Nick Furia” tomando las riendas por completo en cuanto a guión y dibujo, algo inusual en aquellos días. Como no era su único trabajo lo encaró como un hobby, lanzándose a explorar en la forma y fondo. Collages, efectos estroboscópicos. Creaba páginas más como diseñador que como dibujante. Con dobles páginas, y más tarde cuádruples dobles páginas, Steranko hizo de la serie de la Marvel el cómic más psicodélico y vanguardista de la época, que si bien no vendía masivamente, si que le daba relevancia a la editorial y dejaba su propia huella a través de su obra.
Con su propio sello editorial, Supergraphics, dejó su marca en toda la industria del comic. Llegó a crear su primera novela ilustrada totalmente autoproducida titulada “Chandler: Marea Roja” en un homenaje al pulp clásico de género negro. Aunque cómodo en el mundo del cómic, nunca dejó de ejercer sus mútiples talentos siempre que tenía ocasión, introduciéndose en el mundo del cine cuando George Lucas acudió a él para que realizara el diseño del personaje principal de “En busca del arca perdida”, Indiana Jones, cosa que posteriormente hizo para el “Drácula” de Coppola.
En la actualidad, aún vivo y activo, realizando ilustraciones y portadas para diversas editoriales, sigue haciendo lo que siempre hizo. Aquel chico que soñaba con ser arquitecto se convirtió en el innovador de todo aquello en lo que posaba sus manos y su mente inquieta. La experimentación fue y es su sello personal, siempre buscando dar un paso más allá de lo establecido. Jim Steranko, la antítesis humana del conformismo.
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