Cuando cada año medio centenar de jóvenes, aproximadamente, llenan las aulas universitarias de Publicidad por primera vez, los profesores suelen preguntarles cuántos de ellos quieren ser creativos. Y no lo hacen casualmente, sino a sabiendas de que muchos de ellos han acudido a sus clases pensando que todos alcanzarán la cima del mundo con solo estudiar la carrera. Al final del recorrido, solo alrededor de un 10% de todos ellos siguen queriendo dedicarse a la creatividad. ¿Por qué ocurre esto? Sinceramente, yo creo que la razón reside en el desconocimiento de nuestra carrera antes de empezar a estudiarla. Todos llegamos a la Universidad con la inexplicable creencia de que nos dedicaremos a hacer anuncios que triunfarán en televisión o a organizar espectaculares eventos. Pero, ¿qué tienen en común esos pocos que llegan al final reafirmándose en su primera decisión? Y, lo más importante, ¿qué tienen en común todos aquellos que, no solo quieren ser creativos, sino que además lo consiguen? Hoy vamos a hablar de los ingredientes que componen la receta del creativo publicitario, de principio a fin. 1.- Son persistentes: saben que abandonar a la primera de cambio no es una opción y la palabra rendirse no figura en su vocabulario. Son conscientes de que ser creativo en la industria publicitaria no va a ser sencillo, ni siquiera querer serlo, ya que conseguir un puesto es complicado. No obstante, no les importa tener que trabajar duro para conseguirlo, ni pasar varios años en el anonimato hasta que alguien empiece a valorarlos y tenerlos en cuenta. No buscan la salida fácil, sino que se arriesgan a atravesar caminos pedregosos para llegar a su tan anhelado paraíso. 2.- Tienen una fuerte autoestima y para ellos el fracaso es algo con lo que hay que lidiar algunas veces, entienden que será uno de sus mejores maestros, y que les acompañará toda la vida. No hay creativo al que nunca le hayan dicho que no, del que no se hayan cuestionado sus ideas, o que no haya estado convencido alguna vez de que ese premio ya era suyo, hasta que recibe el tremendo bofetón emocional de que al final es para otro. Estas cosas pasan, y más a menudo de lo que nos pensamos. La industria creativa es cruel en muchos aspectos (horarios desajustados, sueño atrasado, subjetividades, egos, desigualdad de género…), pero en este más que en ninguno. Cuando presentamos una idea es porque la queremos, porque la hemos visto nacer y empezar a andar torpemente y, finalmente, desfilar por la pasarela grácilmente frente al escrutinio del cliente o de nuestros superiores. Muchas de ellas serán rechazadas, por muy buenas que a ti te pareciesen, por lo que sino asumes que no siempre te llevarás la razón aunque la tengas y te provoca vértigo y pereza tan solo pensar en realizar el mismo trabajo una y otra vez hasta obtener el sí, cuanto antes sepas que esto no es para ti, menos tiempo perderás. 3.- Son personas creativas e innovadoras cada minuto de su vida e, inevitablemente, su cerebro trabaja cada minuto que están despiertos, aunque hayan pasado horas desde que abandonaron la oficina. La creatividad se convierte en una forma de vida y, por mucho que se empeñen en desconectar, una parte dentro de ellos continua con la alarma encendida. Las ideas pueden llegar en cualquier momento, ya sea entre el relajante vapor de la ducha o mientras ven una película con su familia. Tras pensar un par de veces que las recordarán al día siguiente y perderlas para siempre, aprenden a anotarlas tan pronto como éstas les saludan, no importa donde estén ni si es lo apropiado en ese momento. 4.- Tienen claras sus metas y pelean con uñas y dientes por alcanzarlas, son personas con un alto sentido del sacrificio. El que piense que la creatividad viene regalada, no sabe cuánto se equivoca. Por ello los creativos saben que deben mantenerse informados siempre de los últimos avances y entrenar su “don” cada día. También saben con certeza que deberán trasnochar un sin fin de días hasta dar con LA IDEA, que habrá semanas en las que no existan los días festivos, que sus comidas no siempre serán equilibradas y nutritivas y que deberán hacer sacrificios más veces de las que cualquiera soportaría. Saben todo esto y algunas cosas más, pero aun así están dispuestos a darlo todo por sentirse realizados. 5.- Son apasionados, amantes de la lectura, la música, el cine, las buenas conversaciones pero, sobre todo, de la vida misma. En cualquier sitio y circunstancia puede esconderse una fuente de inspiración de la que un creativo sediento no dejará de beber. Saben que cualquier trabajo, por pequeño que sea el cliente, es sumamente importante, y no dudarán ni un segundo en poner toda la carne en el asador. Tienen días mejores que otros, como todo el mundo, pero siempre están dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para cumplir con los objetivos marcados. 6.- Por supuesto, quieren que su trabajo se vea recompensado con un premio alguna vez en su vida, pero no dejan que esto se convierta en el principal objetivo. Para ellos, lo primordial, es hacer bien su trabajo y que el cliente obtenga los mejores resultados, y saben que solo así es posible conseguir premios. 7.- Aman pensar, la ideación y la creación de conceptos por encima de todas las cosas. Son personas de mente abierta que piensan que prácticamente nada es imposible, por ello cuanto más intrincado sea el reto propuesto más se entusiasmarán. Pasar horas inmersos entre libros y papeles, mientras pelotean con otros compañeros las ideas que les van abordando, es uno de los placeres de su rutina. Son capaces de perder la noción del tiempo mientras trabajan ya que, sin duda, son de esos pocos afortunados que aman profundamente su profesión. 8.- Saben que los insights se esconden sigilosamente, y que de éstos depende que sean capaces de crear un concepto tan mágico que enamore a su público. Por ese motivo les gusta observar y analizar el mundo que los rodea y las personas que en él viven, saben que solo así descubrirán insights que salgan del público y vuelvan a él de manera efectiva tras ser trabajados. 9.- Buscan trabajar en una agencia creativa, de las que asume riesgos para obtener resultados diferentes, de las que quiere lo mejor para su cliente y no solo lo que éste les pide. Huyen de las agencias arcaicas que buscan sacar el trabajo de manera rápida y automática, sin poner mucho mimo en él, ya que saben que así lo único que alcanzarán será la mediocridad. Ellos, por el contrario, buscan un lugar de trabajo en el que se les valore y se confíe en ellos, en el que no importe cuántas horas haya que dedicar a un cliente para conseguir los resultados esperados, permitiéndoles asumir riesgos con el objetivo de hacer brillar a los clientes y a la propia agencia. Imagen cortesía de iStock
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