Nuestro mundo, y no me refiero al sistema que integramos nada más, me refiero al mundo en cuanto al despliegue de nuestras actitudes en congruencia con nuestros roles y en relación con el objeto de cada uno de ellos, según nuestro ego y apetito para el momento, gira en torno a la ganancia, ello lo aprendemos fácilmente si hacemos un estudio breve de análisis transaccional y podemos profundizarlo mejor si nos dedicamos a estudiar la teoría de juegos, en que aprendemos que nuestras interacciones, incluso con nosotros mismos dependen casi siempre de decisiones que nos hacen sopesar los costos y los beneficios, por supuesto que, siempre optando por la segunda opción, de ahí la reiteración: nuestro mundo gira en torno a la ganancia. Sin embargo hay decisiones de todos los tamaños y de distintos alcances, hay decisiones que simplemente tomamos por especulación, pues para tomar decisiones hace falta mucha información y como la información es un bien que no abunda, aún cuando en esta época pensemos que sí, la ganancia parece lejana muchas veces, pues las decisiones que tomamos están basadas en la incertidumbre y no hay sensación más desagradable para las personas que tomar decisiones sin conocer exactamente y prepararse para enfrentar los riesgos que se derivan de una acción. La palabra ganar procede del gótico ganan que sería una inflexión que nos conduce a su origen germánico en el que traduciría: cosechar, ganancia es recibir utilidad sobre algo, ganar es obtener o lograr un cometido, aumentar lo que se tiene o simplemente adquirir algo que esté en disputa, mediante un juego, cualquiera sea su tenor; la ganancia de uno, no necesariamente supone la pérdida del otro, ni siquiera en el caso en el que se disputa un objeto, pues la sola disputa ya da por sentado de que tal objeto no le pertenece a ninguno, hasta no ser ganado; perder es privarse o ser privado de lo que se tiene, por tanto, ganar y perder no son opuestos, ganar implica una transacción, una alianza, pero no es lo único que está involucrado en el ciclo de la ganancia. El ciclo de la ganancia se superpone al ciclo perficiente, por el cual una persona o grupo de personas mejoran, optimizan, culminan una obra; la ganancia es el término de la perficiencia, su ciclo comienza y termina, si lo situamos en una matriz FODA, en el cuadrante entre las debilidades y amenazas, que corresponde a la crisis, justo en el eje inferior, cuando percibimos debilidad, buscamos la optimización y aquí es donde surge el proceso; en la misma dirección que siguen las manecillas del reloj, encontramos en la esquina del cuadrante el consumo, generalmente la optimización implica gastos, en el eje izquierdo podemos notar que cuando identificamos amenazas, actuamos con mayor eficiencia, de esta forma salimos del cuadrante de la crisis y entramos en el cuadrante de la oportunidad, que va desde la eficiencia hasta la producción, pasando por la negociación, con seguridad después de hacer eficiente un proceso hay que negociar, convencer y maniobrar las condiciones para aumentar la producción, este cambio nos lleva del cuadrante de la oportunidad al de la productividad que se sitúa entre el eje superior y el eje derecho y que va desde la producción, cuando tenemos mayores fortalezas a la inversión cuando tenemos mayores oportunidades y que pasa por la conveniencia, es decir, cuando somos productivos somos también capaces de jugar con pertinencia y acierto, ésto nos conduce al siguiente cuadrante, que cierra el ciclo para abrirse nuevamente y que va desde la inversión, en el eje derecho de la matriz FODA a la optimización y que a diferencia de lo que ocurre en el cuadrante de la crisis, en el cuadrante del éxito, no gastamos, sino que invertimos, transamos y mejoramos, todo este proceso conlleva, en distintos ámbitos, tanto de los negocios como del marketing, así como de la vida personal, a la ganancia, es decir, a sacarle provecho a algo. Todo juego en el que nos hemos comprometido a participar, toda interaccíón que implique un costo-beneficio para nosotros, toda relación, debe considerar el ciclo perficiente, que es la base de nuestro proceso de ganancia, en el que no sólo nosotros nos vemos beneficiados, sino que podemos y quizás más que conscientemente, por la misma inercia del juego, involucramos al otro en nuestra ganancia o compartimos con el otro la ganancia obtenida. ¿De qué forma el derrotado gana? Pues, puede que sea un cliché, pero el derrotado en un juego, también gana, sólo que para comprenderlo y hacer uso de la ganancia, es necesario que el vencedor no sobrestime su ganancia y que el derrotado no subestime su desempeño, recordemos que la ganancia es la obtención de un bien, y que depende de nuestro ciclo perficiente, es decir, de la capacidad que tengamos para hacer más favorable para nosotros una situación o escenario; el tercer tiempo de un juego de rugby nos ilustra muy bien cuál debe ser la actitud del vencedor y cuál debe ser la del derrotado, ninguna dinámica social construye prosperidad donde se suelda la desigualdad. Para concluir, toda marca, toda personalidad en realidad, debe prevenirse de ambientes o juegos contaminados o pervertidos con ventajismos o desigualdades, los mercados que no promueven la competencia en condiciones justas, suelen ser mercados muy poco valorados, pequeños y muy vulnerables, entonces, la ganancia, la verdadera ganancia es lo que está en juego. Imagen cortesía Shutterstock
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